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martes, 12 de septiembre de 2017

EL DESCUBRIMIENTO DE HUELLAS DE 5,7 MILLONES DE AÑOS EN CRETA DESAFÍA A LA “ANTROPOLOGÍA OFICIAL”

Un nuevo descubierto en Grecia, concretamente en la pequeña isla de Trájilos, al sur de Creta, podría poner a prueba la historia de la evolución tal como la conocemos.

Comparación (f) de una huella humana actual y (g) de una
de las huellas de Creta. En (h) foto de un pie humano, (i) foto
de una de las huellas del rastro de Laetoli, en Tanzania.
El hallazgo de huellas que desafían la teoría evolutiva humana recientemente descubiertas en la isla de Creta (Grecia) puede poner a prueba la teoría oficial establecida sobre la evolución temprana de nuestra especie. Las huellas tienen aproximadamente 5,7 millones de años de antigüedad, en un momento en que investigaciones anteriores ponen a nuestros antepasados en África con pies parecidos a los de un mono.

Los pies humanos tienen una forma muy distintiva, diferente de todos los demás animales terrestres. La combinación de una suela larga, cinco puntas delanteras apuntando hacia delante sin garras, y un hallux ("dedo gordo") que es más grande que los otros dedos del pie, es única. Los pies de nuestros parientes más cercanos, los grandes simios, se parecen más a una mano humana con un hallux parecido al pulgar que sobresale a un lado. 

Los científicos están desconcertados
En 2002 el paleontólogo polaco Gerard Gierlinski descubrió en Creta una hilera de huellas fósiles de apariencia humana. Esto no sería impactante si no fuera porque dichas señales tienen una antigüedad de cerca de 5,7 millones de años, lo que se opone frontalmente a las teorías clásicas sobre el origen de nuestra especie. El motivo es que se considera que en aquel momento nuestros antepasados solo vivían en África. Y, además, se supone que estos ancestros tenían pies con una forma más parecida a las de los monos, y no a las de los humanos actuales.

Las huellas de Trájilos, en Creta, tienen 5,7
millones de años y pertenecen a un humano.
Los investigadores que describieron este ejemplar argumentaron que es un antepasado directo de homínidos posteriores, lo que implica que un pie similar al humano aún no había evolucionado en ese momento.

Las nuevas huellas tienen una forma inconfundiblemente humana: el dedo gordo del pie es similar al nuestro propio en forma, tamaño y posición; y la planta del pie es proporcionalmente más corta, pero tiene la misma forma general. Esto indica sin ambigüedad que pertenecen a un homínido temprano —algo más primitivo que el que dejó las huellas de Laetoli, en África—.

Las pisadas de Trájilos en Creta, están firmemente datadas usando una combinación de foraminíferos (microfósiles marinos) de lechos subyacentes, además del hecho de que se encuentran justo debajo de una roca sedimentaria muy distintiva formada cuando el mar Mediterráneo se secó brevemente hace 5,6 millones de años.

Huella de un pie humano de 6 millones
de años en Trájilos, Creta.
Se sabe que los ambientes parecidos a la sabana se extendían desde el norte de África hasta alrededor del Mediterráneo oriental. Además, Creta aún no se había separado de la parte continental griega.

El pie humano es característico. Nuestros cinco dedos de los pies carecen de garras, normalmente apoyamos la planta del pie plana sobre el suelo, y nuestros dedos del pie primero y segundo son más largos que los más pequeños. En comparación con nuestros parientes primates, nuestro dedo gordo del pie está alineado con el eje longitudinal del pie, no sobresale a un lado.

Estudio de las huellas de
Trájilos, en Creta.
De hecho, se podría decir que una de las características que definen ser parte del lado humano es la forma de nuestro pie. Así que las huellas fósiles con notables características humanoides en Trájilos, Creta, de 5,7 millones de años de antigüedad cuya investigación fue publicada en las Actas de la Asociación Geológica, sugieren que los primeros antepasados del ser humano habitaban el sur de Europa y el este de África.

El período corresponde a un intervalo de tiempo geológico conocido como el Mioceno. Las huellas son pequeñas pisadas dejadas por alguien que caminaba erguido sobre sus dos piernas: hay 29 en total. Varían en tamaño desde los 94 milímetros hasta los 223 milímetros, y su forma y silueta son muy similares a las de las huellas humanas. Las huellas de simios no humanos tienen un aspecto muy diferente; el pie se asemeja a una mano humana, con el dedo gordo adosado a la parte inferior de uno de los lados de la planta del pie y sobresaliendo lateralmente.

Cuna de la humanidad
La "cuna de la humanidad" durante mucho tiempo se ha considerado que se encontraba en África, sugiriendo la mayoría de los investigadores que fue en Etiopía donde se originó el linaje humano. Los primeros fósiles conocidos aceptados como homínidos (miembros del linaje humano) por la mayoría de los investigadores son el Sahelanthropus tchadensis de Chad (unos 7 millones de años de antigüedad), el Orrorin Tugenensis de Kenia, de (6 millones de años) y el Ardipithecus kadabba de Etiopía (entre 5,8 y 5,2 millones de años).

Ubicación de Laetoli.
Las huellas más antiguas conocidas, sin embargo, fueron descubiertas en Laetoli (Tanzania) y proceden del siguiente intervalo de tiempo geológico, el Plioceno. Su antigüedad es de unos 3,66 millones de años, y son aún más similares a las humanas que las de Trájilos. Las segundas huellas más antiguas son las de Ileret, dejadas por un Homo erectus (1,5 millones de años), y son ligeramente diferentes de las pisadas que podríamos dejar nosotros hoy en día.

Ahora, con las huellas de Trájilos realmente realizadas por un antiguo ancestro del ser humano, el rango biogeográfico de nuestros primeros ancestros aumentaría para abarcar el Mediterráneo Oriental. Creta no era una isla en aquel momento, sino que se encontraba unida a la Grecia continental, y el medio ambiente de la región mediterránea era muy diferente al actual.

Las huellas de Laetoli fueron descubiertas
por Mary Leakey, en 1979.
El descubrimiento llega pocos meses después de que otro estudio informara del descubrimiento de los dientes fósiles griegos, con 7 millones de años de antigüedad, pertenecientes a un simio homínido bautizado como "El Greco". Este es el más antiguo fósil de un simio de apariencia humana, lo que ha llevado a algunos a sugerir que el ser humano comenzó a evolucionar en Europa cientos de miles de años antes de que empezara a evolucionar en África. Pero muchos científicos siguen siendo escépticos al respecto. La presencia de homínidos del Mioceno en Europa y África simplemente demuestra que ambos continentes serían posibles "patrias" para el grupo. En teoría, El Greco podría ser responsable de las huellas de Trájilos, aunque sin los huesos de algún miembro o de un pie es imposible saberlo.

Con este sorprendente descubrimiento, las huellas africanas de hace 3,6 millones de años en Laetoli dejaron de ser las más antiguas y abren la polémica sobre la presencia de humanos como nosotros en Creta antes de lo que revelaba la “Ciencia oficial”.

Las huellas de Laetoli en Tanzania
Hasta ahora la antropología establecía que las pisadas humanas de hace 3,6 millones de años, conservadas en las cenizas volcánicas de Laetoli, Tanzania, al sur de África, eran oficialmente las más antiguas descubiertas hasta la fecha.

Las pisadas de Laetoli tienen 3,6
millones de años y son humanas.
Después de 38 años de debates y análisis, un equipo de la Universidad de Bownemouth las ha digitalizado, y sus conclusiones indican que no existe gran diferencia entre los pasos de aquellos hombres del pasado remoto y los de hoy en día.

“La huella es sorprendentemente similar a una pisada moderna”, confirmaron los investigadores al referirse a una de las tres huellas más claras de aquellos antiguos caminantes de Laetoli. “La función biomecánica del pie es esencialmente moderna”, concluyeron al estudiar otra de las pisadas. Su estudio fue publicado en la sección Scientific Report de la revista Nature.

Las huellas de Laetoli eran hasta hace poco las más antiguas reconocidas por la comunidad científica. Sin embargo, existe otra pisada hallada sobre un trilobite, una especie que vivió hace 500 millones de años, descubierta por William J. Meister en una expedición de 1968 a Antelope Springs, Utah, Estados Unidos, destinada a la búsqueda de fósiles. Esta huella de un pie con sandalia es reveladora de una civilización olvidada y se ha tenido que enfrentar con muchos opositores, tal y como indica Ernest Conrad, del Centro Nacional de Ciencias de la Educación de los Estados Unidos: su existencia simplemente destruye la teoría de la evolución del hombre. Seres humanos caminando normalmente, erguidos, hace 500 millones o 3,6 millones de años, da mucho que pensar.

Comparación de las huellas de Laetoli con las
de un ser humano actual. A la izq. una pisada
humana actual, centro y dcha, distintas
huellas de Laetoli.
El hombre de Laetoli tal vez fuera el superviviente de un grupo de seres humanos que habitó la Tierra hace millones de años. Nuestro planeta sufrió grandes cataclismos en épocas remotas, y este homínido vivió al final del período Terciario, una época en la que la Tierra fue pasando de un clima muy cálido, con selvas tropicales en los polos, a otro tan frío que acabó congelando la Antártida. Un tiempo en que los continentes, después de desplazarse, alcanzaron las posiciones que ocupan en la actualidad. Hace 3,6 millones de años, el planeta se hallaba inmerso en pleno Plioceno, en medio de un cambio de etapa marcado por algunas importantes extinciones.

El profesor Matthew Bennett y el Dr. Marcin Budka, de la Universidad de Bownemouth, crearon en el año 2015 un nuevo software para estudiar las huellas de Laetoli. El examen de 70 de estas huellas reveló la existencia evidente de tres caminantes diferentes, así como un cuarto rastro no previsto, menos visible. Las pisadas, realizadas sobre cenizas volcánicas húmedas, se extienden a lo largo de 27 metros.

Estampilla que recuerda a la famosa
antropóloga Mary Leakey.
Se trata de un conjunto de huellas de pisadas humanas descubiertas por la paleontóloga Mary Leakey en Laetoli (Tanzania) en 1979.

Mary Leakey, la esposa de Louis Leakey, uno de los antropólogos más importantes del siglo XX, encontró las huellas humanas sobre ceniza volcánica y su hallazgo fue examinado por expertos en huellas, antropólogos y otros especialistas que aportaron sus conclusiones documentales al National Geographic y otras revistas científicas.

Según los estudios realizados, las huellas, de unos 18/21 cm. de longitud, podrían pertenecer a tres individuos distintos, con una altura estimada de entre 1,15 cm. y 1,56 cm. como máximo, considerando que la diferencia se podría relacionar con el diformismo sexual y con la edad (se habla de una pareja de adultos y un niño).

Análisis de las huellas del segundo
caminante en Laetoli.
Los problemas comenzaron por el propio aspecto de las huellas, ya que para Leakey tales pisadas eran prácticamente idénticas a las de hombres modernos, lo que podría causar cierta sorpresa en términos evolutivos. Con todo, y puesto que según la “Ciencia oficial” no podían haber humanos anatómicamente modernos en esa época tan remota, la ciencia optó por vincular las huellas al único antepasado homínido que pudo haber pisado aquellas tierras en aquel tiempo, esto es, un australopiteco, aunque no es ningún secreto que la estructura del pie del australopiteco difiere bastante de la del hombre moderno.

Es sorprendente que a pesar de que este hallazgo sugiera la existencia del hombre hace millones de años, los científicos han concluido que pertenecen al Australopithecus, pese a que las características de este homínido de hace 4 millones de años no encajaban con las citadas huellas. Mary Leakey, por su parte, dice que las pisadas podrían pertenecer a un simio cuyos pies guardarían un gran parecido con los del ser humano.

Las huellas de Laetoli revelan que son
de humanos no de Australopithecus.
Si se hubiera tratado de un hallazgo aislado, la hipótesis oficial tendría sentido, pero la existencia de utensilios artificiales localizados también en el periodo precámbrico, contradice su versión.

Un equipo de la Universidad de Bownemouth llegó a la conclusión que no existe gran diferencia entre los pasos de aquellos hombres del pasado remoto en Laetoli y los de hoy en día.

Cuando el cercano volcán en Laetoli entró en erupción de nuevo, capas posteriores de ceniza cubrieron y conservaron las huellas más antiguas conocidas de los primeros seres humanos”, que ahora con el descubrimiento en Creta, se demostró que hubo otros humanos dos millones de años antes.

El Dr. Budka, tras medir la extensión de parte del pie y la separación entre las pisadas de Laetoli, concluyó que uno de los caminantes mediría unos 130 centímetros de estatura, y otro unos 153 centímetros. Unos datos ligeramente superiores a los obtenidos en estudios previos.

El Dr. Marcin Budka de la universidad
de Bownemouth, reconoce que las huellas
fosilizadas de Laetoli son casi semejantes
a las del hombre actual.
Los tres caminantes muestran huellas de pies algo diferentes. Según los científicos, esto pudo estar provocado por la presión ejercida sobre diferentes terrenos, y no necesariamente por tratarse de especies diferentes. De hecho, en algunas zonas se nota que las pisadas de un mismo caminante son más profundas que otras. Además, las diferencias −advirtieron− podrían explicarse por variaciones individuales en la anatomía del pie, su tamaño y sexo.

Puede ser que uno de ellos tuviese un talón más pronunciado y ovalado que el otro, cuya forma es más redondeada. También el grado de abducción del dedo pulgar era algo diferente entre ellos, así como la profundidad lateral media y la profundidad de la parte delantera del pie.

De izquierda a derecha y de arriba a abajo:
chimpancé, gorila, orangután, humano,
siamang y babuino. La huella humana
es inconfundible.
Las pisadas de Laetoli −apunta el Dr. Marcin Budka - muestran una línea de huellas de nuestros primeros ancestros, conservadas en la ceniza volcánica, que nos proporcionan una visión fascinante de cómo caminaban los primeros humanos. Las técnicas modernas que hemos venido desarrollando para su uso en escenas de crímenes actuales también pueden revelar nuevas pistas acerca de estos ancestrales descubrimientos.

El investigador creacionista Michael Cremo recogió este caso en su célebre libro Arqueología olvidada (Forbidden Archaeology) que supuso un ataque directo a toda la arqueología académica y muy en particular a la teoría evolucionista, y lo puso como un ejemplo más del prejuicio cognitivo y la manipulación que tiende a dar por buena la teoría de la evolución humana aún a pesar de las supuestas pruebas contrarias que han ido apareciendo desde hace más de un siglo. Sin embargo, este caso tiene una curiosa continuación que debería hacer reflexionar a más de un profesional de la arqueología. Según la explica el propio M. Cremo en un artículo del libro Todavía te están mintiendo (You are still being lied to).

El autor norteamericano acudió en 1999 al Congreso de Arqueológico Mundial celebrado en Ciudad del Cabo (Sudáfrica), donde coincidió con el científico Ron Clarke, que había descubierto el año anterior un esqueleto casi completo de australopiteco en Sterkfontein (también en Sudáfrica), datado en 3,7 millones de años, exactamente la misma antigüedad que las huellas de Laetoli. Clarke había reconstruido el pie de ese espécimen según un patrón simiesco, porque los huesos del pie eran en sí bastante simiescos. Así, por ejemplo, el dedo gordo era bastante largo y se movía hacia el exterior, algo similar al pulgar de la mano humana. Asimismo, el resto de dedos —siguiendo el patrón simiesco oficial— eran bastante más largos que los del pie del humano moderno.

Islas de Creta de norte a sur, Stronguili,
Makrulo, Mármaro, Kufoonisi y Trájilos.
Por otra parte, las huellas de Laetoli no son un caso aislado; existen otros casos de huellas fósiles que no cuadran con las cronologías aceptadas convencionalmente, si bien la ciencia o no admite tales pruebas como auténticas —las considera falsificaciones— o considera que no se han interpretado correctamente, como las famosas huellas de Glen Rose, en Estados Unidos donde aparecen pisadas humanas en el lecho seco de un río junto a huellas de dinosaurios. También tenemos el hallazgo en el municipio de Sullkatiti Lahuacollu de la ciudad de Jesús de Machaca (Bolivia) de una pisada de aspecto humano moderno datadas en el periodo Mioceno, con una antigüedad de 7 a 15 millones de años.

Por tanto, la existencia de huellas de aspecto humano y de objetos manufacturados hace millones de años, que la ciencia oficial se niega a estudiar, utensilios que necesitan a un ser inteligente para ser fabricados refuerza la hipótesis de Cremo de que las pisadas de Laetoli son humanas y no de Australopithecus.

Soluciones alternativas
Para todos aquellos incapaces de ver más allá de África como "cuna de la humanidad", estas huellas suponen un desafío considerable, y no ha sido fácil para los investigadores conseguir publicar el descubrimiento. Incluso algunos han llegado a cuestionar si las huellas que se observan son realmente pisadas. Sin embargo, colectivamente, los investigadores autores de este estudio han publicado más de 400 artículos sobre huellas, así que tenemos bastante confianza en que saben lo que hacen.

Las huellas fósiles humanas en Trájilos, Creta,
de 5,7 millones de años ponen en entredicho
la nunca probada teoría de la evolución.
Aunque los resultados son polémicos, lo que sugiere que las abundantes evidencias de África Oriental en relación con antiguos homínidos podría no estar contando toda la historia, es importante tomar en serio el reciente descubrimiento. El yacimiento de las huellas de Trájilos o Trachilos merece ser protegido, y el hallazgo debe ser debatido por los científicos.

Ahora, las huellas humanas de Laetoli son algo más de 2 millones de años más nuevas. Con el descubrimiento reciente en la isla de Trájilos, Creta, las pisadas africanas de Laetoli datadas en 3,6 millones de años han perdido la primacía. Y por otro lado, la cacareada y nunca demostrada teoría de la evolución queda en entredicho.

Más información aquí sobre la huella hallada en 1968:


La huella humana hallada en 2008 en una roca de Bolivia:


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