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jueves, 15 de septiembre de 2016

EL CURIOSO CASO DE LOS CERRILLOS, PROVINCIA DE SANTA FE, DONDE UN PUESTERO SE TOPÓ CARA A CARA CON UN HUMANOIDE Y VARIOS OBJETOS VOLADORES NO IDENTIFICADOS

Hace 20 años Juan Coronel mientras iba a caballo por un camino en horas de la noche se topó con un humanoide. El caso sucedió el 15 de septiembre de 1996 y fue investigado por Oscar Raúl Mendoza.

A continuación la investigación de Oscar Mendoza (1943-2016), publicada en su libro Ovnis: Huellas y tripulantes:

Oscar Raúl Mendoza y su libro Ovnis: Huellas
y tripulantes
, donde relata su investigación
en Los Cerrillos.
El Sr. Juan Coronel, es un hombre de 35 años de edad, casado con hijos, experto en tareas de campo, con estudios primarios, de una estatura mediana y de complexión robusta. Se desempeña como "Puestero", al cuidado del ganado vacuno, caballos y ovejas en un campo de propiedad de los hermanos Favaro. En él, vive en una cómoda casa de material junto a su esposa e hijos.

El campo, de unas 2.000 hectáreas de superficie, está ubicado a unos 60 kilómetros al NE de la ciudad de Santa Fe, por la ruta provincial N° 1 (camino de la costa). El acceso a éste, se encuentra a los 4,4 kilómetros de un largo camino de tierra que se extiende a partir de una tranquera desde la ruta hacia el oeste, llamado "Entre campos", porque a su vez, es el acceso de otros campos colindantes. A partir de sus primeros 3,7 kilómetros y, en un trecho de unos 670 metros, atraviesa un estero (muy anegado por recientes lluvias) donde posee una especie de alcantarilla para el drenaje del agua. Luego de la tranquera de entrada al campo de los hermanos Favaro, hay que recorrer otros 2 kilómetros de camino de tierra, en partes anegado, para llegar finalmente a la vivienda del puestero, Juan Coronel. Hasta allí llegamos con mi amigo y colaborador, Antonio del Pino, experto fotógrafo, en compañía de uno de los dueños del campo, el Sr. Francisco Favaro.

El Sr. Coronel estaba abocado en esos momentos a los menesteres de atención a una notable cantidad de crías de ovejas, que se hallaban en un corral cercano. Al vernos llegar, se acercó a nosotros saludándonos cortésmente. Fuimos presentados por el Sr. Favaro, quién le comunicó el motivo e interés de nuestra visita, a la que accedió muy atentamente.

El relato
"...Yo venía esa noche de a caballo por el camino de entrada, el "del entre campos" y serían como las 21:30 horas, cuando al llegar a la altura de la alcantarilla, veo en dirección a la punta del monte, hacia la izquierda, una luz que sale del estero. Parecía de una linterna. Pensé que serían cazadores, ya que suelen andar por estas zonas. Pero seguidamente ésta se eleva unos metros, se agranda iluminando todo el monte, casi como de día, y comienza a desplazarse hacia la derecha por encima de la arboleda, para luego detenerse en el camino, por el cual yo iba. Estaría a unos 300 metros de distancia, muy cerca de la entrada del campo que cuido y por donde yo tenía que entrar".

Caso Los Cerrillos, el camino de "Entrecampos"
que cruza el estero donde el puestero Juan
Coronel se topó con lo inexplicado
el 15 de setiembre de 1996.
"La claridad de esa luz, me permite ver a unos 40 metros delante mío, a un hombre que venía caminando por el camino. -Este debe andar cazando – me dije, y me ladeé con el caballo para darle paso, pero con la intención de consultarlo por esa luz que me inquietaba. Como para iniciar una conversación le digo -¿Anda cazando el hombre?... Y no sólo no me contestó sino que salió del camino para esquivarme; lo hizo para el barrial del estero, al lado del camino".

"Yo desde mi caballo lo observaba diciéndome "este se va enterrar hasta la cintura en el barro"- Y quedé sorprendido al verlo pasar sobre éste, y no hundirse en lo más mínimo en él. Entonces me fijo más en su persona aunque ya medio de atrás. El hombre era gordito, medio bajo y de cuello corto; estaba vestido con ropas color verde claro, divididas en la cintura como por algún cinturón. Llevaba un brazo recogido, como si llevara algo; yo por eso pensé primero que era un cazador y que sería la escopeta lo que llevaba".

"En la cabeza tenía algo así como un casco o un sombrero, era de una forma cuadrada, con ala cuadrada también. Parecía como transparente o de vidrio, y en la parte superior tenía algo y unas especies de puntas hacia arriba. Y ahí fui cuando medio me asusté, y salí al galope hacia la entrada del campo que estaba a unos 250 metros más adelante. En eso que voy, veo que la luz, estaba detenida en el aire encima del camino, más allá de donde yo tenía que entrar. Y en ese momento siento un ruido ensordecedor como de 50 enjambres de abejas y diviso como 6 ó 7 luces de color celeste, que se desplazaban dejando tras de sí, como una corta estela luminosa. Venían del sur, por arriba y detrás del monte, y se dirigieron hacia la que estaba en el camino; al encontrarse, como que se unieron, pero siguió quedando la luz primera. Yo seguí galopando, buscando la tranquera de entrada, pero esa luz me encandilaba; siempre estaba adelante, a unos 100 metros de distancia, nunca la alcanzaba. De vez en cuando cerraba los ojos y bajaba la cabeza porque me hacía mal a la vista".

Los Cerrillos, ubicación de la luz que vio 
Juan Coronel a las 21.30 horas. Hacer clic 
para aumentar la imagen.
"De pronto me encuentro con una curva que hace el camino y veo un algarrobo, me detengo sorprendido. - ¡Me encontraba casi al final del camino! - No me explico cómo me pude haber pasado más de 3 kilómetros de la entrada al campo. Entonces pego la vuelta y me vengo otra vez al galope. Yo pensé que la luz se iría siguiendo su trayectoria. Pero al mirar para atrás de reojo, veo que venía siguiéndome a unos 70 metros tras de mí. Y bueno - me dije – No voy a cansar el caballo. “­¡Si quiere alcanzarme, que me alcance!".

"Así que me vine al paso. De vez en cuando la espiaba de costado, hasta que al llegar a la altura de donde se había encontrado con las otras, desapareció, y no la vi más. El caballo, cuando di con la entrada, solito se metió. Yo estaba preocupado por mi familia porque las luces que fueron con la otra, vinieron del lado de mi casa. Cuando llegué, le pregunté a mi señora si estaba todo bien, a lo que me respondió que sí. Y bueno, recién al otro día le conté lo que me había pasado. No se lo comenté a nadie más, hasta que después me animé, y se lo conté a los patrones".

Análisis del caso
Al presente caso, podríamos dividirlo en dos clasificaciones. Por un lado resulta un (E.L.N.) "Encuentro con Luces Nocturnas" (obviamente extrañas), por cuanto dicha luz fulgurante, se encontró en determinado momento, evolucionando en el aire, a menos de 150 metros del testigo. Y por el otro, sería un (E.N.3./N) "Encuentro Nocturno de 3ra. Fase / No Asociado".

Trayectoria y posición de la luz cuando se
detuvo iluminando el camino en Los Cerrillos.
A) Posición del testigo a caballo.
B) Visualización del extraño y su recorrido
hacia el pantano evitando a Coronel.
De "3ra Fase", por el hecho de haber observado en esos momentos el testigo, la presencia de un presunto tripulante OVNI, dadas las características que presentaba y, el comportamiento manifiesto; fundamentalmente, el de caminar sin hundirse en el lodazal. (Particularidad ya registrada en numerosos eventos del 3er. tipo). Y, "No asociada", por no visualizarse al navío en sus cercanías. Un detalle que también divide el caso en estas dos clasificaciones, es el de la dirección totalmente opuesta que llevaba la supuesta entidad, respecto a la posición en la que se encontraba la luz fulgurante, y demás situaciones.

Hipótesis (Del suceso)
En el análisis del presente caso, tanto el comportamiento como las características de las luces observadas por el testigo, resultan muy similares a las que suelen presentar las que denomino "sondas". En relación a estas, surge la siguiente hipótesis: Lo que observa el Sr. Coronel en primera instancia, posiblemente sería una de ellas; una pequeña luz de color celeste, que surge del estero, se eleva y comienza a iluminar intensamente, para luego desplazarse horizontalmente hacia el camino. Esta actitud no sería casual sino, que obedecería a una acción preventiva o de vigilancia, al detectarse la presencia del testigo, que avanzaba en dirección de la que venía la presunta entidad.

Maqueta ilustrativa del ser y su casco
cuadrado visto por el testigo Juan

Coronel hace 20 años.
Esto hace suponer, que la maniobra fue transmitida y dirigida desde la nave portadora a la sonda que, probablemente estaría operando en el lugar de donde surgió. La nave portadora, no visualizada por el testigo, se encontraría ubicada en algún sitio del lugar, precisa y supuestamente, en la dirección que llevaba el ser; totalmente opuesta a la de la luz. Posteriormente se sumaron con dicha sonda, otras que también estarían operando en la zona. Partiendo de la experiencia, de que de estas naves intermedias se han visto salir, hasta un número de nueve luces o sondas operativas, resulta muy probable que se trate de una situación algo similar. El testigo manifiesta que, las luces "se unieron con la luz que alumbraba" pero, en realidad, ésta no se alteró y se mantuvo igual en dicho transcurso. Es de suponer entonces, que "no se unieron" sino, que apagaron su luz en ese lugar, quedando tal vez ocultas y expectantes, mientras que la que alumbraba, ejercía a su vez, "cierta influencia" en el testigo. Al respecto, hay que señalar que éste, reconoció haberse "desorientado".

Juan Coronel, de 35 años, le relata su
experiencia a Oscar Mendoza en 1996.
Finalmente, corroborando el accionar y actitud de estas supuestas sondas antedicho, es el hecho de que "la luz", no continúa su trayectoria sino, que se vuelve, y sigue al testigo sigilosamente durante todo su trayecto de regreso. Cuando el Sr. Coronel llega finalmente a la tranquera, y toma el camino que lo conduce a su casa; la luz se apaga culminado su actuación, quizás, porque ya éste, no representaba ningún peligro o interferencia, en los quehaceres de los extraños visitantes.

Por otro lado, es de suponer que el caballo no fue "afectado", por el simple motivo de que era el medio necesario para alejar rápidamente al intruso.

Hasta aquí la transcripción del investigador santafesino. Para conocerlo mejor, hacer clic en su nombre: Oscar Raúl Mendoza.

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