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jueves, 17 de marzo de 2016

2000 AÑOS ANTES DE CRISTO UNA CIVILIZACIÓN DE BLANCOS HABITABAN EN UNA PARTE DE CHINA

El hallazgo de 113 momias en el desierto de Takla Makán siembra el temor sobre el pasado chino. Sus rostros presentan los típicos rasgos europeos: nariz angulosa, ojos hundidos, cabellos claros, y piel blanca.

El desierto de Taklamakán, en la China actual,
donde existió una civilización de raza blanca
en el 2000 a.C. Clic en el mapa para 

aumentar el tamaño.
El desierto de Taklamakán o Takla Makán es un gran desierto de Asia Central, en la Región Autónoma Uigur de Sinkiang en la República Popular China. Ocupa un área de 270.000 km². Es el segundo desierto de dunas de arena más grande del mundo (tras el del Rub al-Jali), con dunas que oscilan entre 100 y 300 metros de altura.

Cementerio conocido como de
Río Pequeño, descubierto en
1934 con tumbas caucásicas
en el desierto de Taklamakán.

Son las más antiguas, hasta 
ahora, tienen 3.980 años.
El nombre es probablemente un préstamo al uigur de la palabra árabe tark, que significaría «abandonar, dejar solo, dejar atrás», + makan, «lugar». La etimología popular afirma erróneamente que Takla Makan significa «entra y nunca saldrás». Puede quizás significar «punto sin retorno» o «desierto de la muerte».

En las arenas de este desierto se han hallado restos arqueológicos y varias momias con una antigüedad superior a los 4000 años. La mayoría de las momias tienen rasgos europeos lo que apunta a que fueron tocarios, un pueblo que habitó esta zona entre el primer milenio antes de Cristo y el primer milenio de nuestra era. La población actual consiste en uigures y kazajos en los pueblos, mientras que la población en las ciudades más importantes es de mayoría perteneciente al grupo étnico de los han que constituyen casi el 92 % de la República Popular China.

Recreación de la fortaleza de Loulan, capital de
uno de los reinos de hombres blancos en donde
hoy está el desierto de Taklamakán.
Los tocarios fueron los hablantes de un idioma indoeuropeo que habitaron más al este en la Antigüedad, poblando la cuenca del Tarim en lo que hoy es la Región Autónoma Uigur de Sinkiang, en el oeste de la actual República Popular China. Esta civilización parece ser identificable con el pueblo denominado wusun en las fuentes chinas. Las crónicas chinas describen a los "wusun" como «gente de ojos verdes y cabellos rojos», es decir de apariencia caucasoide. Para la época de su expansión se decía que los wusun contaban con 630.000 integrantes, tal población significaba una fuerza respetable en el Asia Central.

El Hombre de Cherchen, fue hallado en
1985 en el desierto de Taklamakán.
Por otra parte, el término "tocario" fue usado por los árabes para referirse a un pueblo iranio que fundó el Imperio kushán en el norte de India, y que podría ser identificable con el pueblo denominado en las fuentes chinas como yuezhi (yüeh-chi). El nombre kushán deriva del término chino guishuang que describe una de las cinco tribus de los yuezhi, una confederación de pueblos iranios (blancos) en el norte de la India y oeste de China. Los yuezhi llegaron al reino griego de Bactriana, en el territorio de Bactriana (norte de Afganistán y Uzbekistán) alrededor del 135 a. C., y desplazaron de allí a las dinastías griegas, que tuvieron que trasladarse a la cuenca del Indo (actual Pakistán), en la parte occidental del Reino Indogriego.

El Hombre de Cherchen, era un hombre
blanco, rubio y de ojos azules. 

Murió en el 2000 a. C.
Las fuentes chinas antiguas también mencionan la existencia de los quanrong (quan: ‘perro’, rong: ‘bárbaro del oeste’) en el país de las Arenas Móviles (el desierto de Takla Makán). Estos quanrong eran pastores y poseían características guerreras (combatían a caballo usando el arco y la flecha). Los quanrong (luego fueron denominados yuezhí) no formaban un Estado único. Existen varias razones para suponer que los quanrong eran en efecto los tocarios, o sus ancestros directos.

Las momias de gente con rasgos europeos
En la actualidad, miles de turistas transitan anualmente por los salones del museo de la ciudad de Urumchi, provincia de Xinjiang. Sin embargo, ni uno solo de ellos parece inmutar el sueño eterno en el que se encuentra sumido el “Hombre de Cherchen”, un hombre rubio de 1,80 metros y de ojos azules, con sus piernas recogidas sobre el abdomen, cuatro milenios después de haber encontrado su muerte en el desierto de Takla Makán.

Caucásica hallada en
Taklamakán, del 500 a.C.
Su mano izquierda tiene un
mitón. Lleva capa, camisa
de lana, zapatos de piel.
Parte de un numeroso grupo de caucásicos, cuyos cuerpos fueron hallados en septiembre de 1985, el Hombre de Cherchen fallecido a los 45 años, equipado con bridas, arcos y un arpa, aún guarda un enigma, y un poco de controversia histórica. 

Acompañando al cuerpo en su viaje al Otro Mundo había una bolsita con 789 gramos de hojas de marihuana de hace 2.700 años. ¿Si la planta es originaria de América, que hacía en una tumba en el medio del continente asiático?

De hecho, muchos especialistas chinos y extranjeros han calificado el hallazgo de las momias de Takla Makán, como uno de los hallazgos más enigmáticos y fascinantes de la arqueología china de finales del siglo pasado. ¿Qué hacían personas de rasgos europeos 2.000 años antes de Cristo en medio del desierto chino? ¿Cómo sobrevivían? ¿Qué tipo de relaciones mantenían con sus congéneres amarillos?

Bebé pelirrojo de piel blanca
de 3 meses, hallado en
Taklamakán, envuelto en lana
con un gorro azul también de
lana. Al lado, un vaso biberón
de cuerno y piel de oveja.
Ocultos bajo un manto de reserva, los 113 cadáveres de la zona de Xinjiang fueron estudiados por numerosos expertos, en pos de encontrar respuesta al origen del grupo de gente blanca y cabellos rubios, en un sitio en el que muchos años más tarde sería parte de la históricamente célebre Ruta de la seda.

Los análisis de los productos textiles correspondientes a las momias del Tarim muestran ciertas similitudes con las civilizaciones europeas de la Edad de Hierro europea (por ejemplo, con La Tène) datadas hacia el 800 a. C.; incluyen tales textiles el tejido cruzado de sarga, llamado en inglés twill y el tartán. Llevaban gorros cónicos, antepasados del "gorro Frigio", y del utilizado por "los Persas".

Telas tocarias halladas en Tarim, Taklamakán,
forman cuadros de distintos colores halladas
en las momias  del 1200 a.C. y que se
encuentran en el museo de Urumchi.
El análisis de ADN de las momias reveló lo que se sospechaba, eran de origen europeo occidental y no se hubiesen distinguido demasiado de la población del Danubio medio en la misma época. 

Respecto a las dos lenguas tocarias conocidas, escritas con alfabetos procedentes de la India se conocen con los nombres de turfano y kuchano, se siguieron hablando hasta muy entrada la Edad Media. Los griegos que penetraron en Asia central con Alejandro Magno llegaron a conocer a este pueblo, conocido por los indios como tukhara y al que ellos llamaron thokaroi.

Esvástica hallada en el casco
del Hombre de Cherchen junto
con otros objetos.
El tocario parece más estrechamente relacionado con el "centum", que con las lenguas orientales. La división se basa en las palabras de "Cien", (según se pronuncia en indoeuropeo occidental "Centum”). Y en Sánscrito (y lenguas orientales se dice "Satem").

Se cuenta que el Emperador Wu de la Dinastía Han decidió en 138 a. C. fraguar alianzas con los reinos del oeste y del noroeste de su imperio. El general Zhang informó a la corte de la existencia de treinta y seis reinos, verdaderas potencias comerciales, en las fronteras occidentales de China.

Los chinos extendieron lentamente su control sobre los oasis para poder así controlar la ruta de la seda que cruzaba Asia central. Los periodos de control chino estuvieron interrumpidos por periodos de control mogol y tibetano.

Los hallazgos de Sven Hedin

El primero en realizar una investigación arqueológica en la zona fue el explorador, biólogo y geógrafo sueco Sven Hedin (1865-1952) y una dotación de cinco personas que habían emprendido un viaje de inspección y cartografía del vasto y traicionero desierto de Taklamakan, que dieron con unas ruinas.

Ruinas de la antigua ciudad de Loulan,
en el desierto de Taklamakán.
Eso solo bastó para convencer a Hedin de que las historias de ciudades perdidas y tesoros enterrados en la zona podían ser verdaderas, y encontró una gran ciudadela de ladrillos cocidos al sol. Y de esa manera salió a la luz la fortaleza de Loulan, antaño floreciente comunidad de oasis enterrada en el desierto durante 1.500 años. Pero la presencia humana en la zona es mucho más antigua, los útiles y utensilios neolíticos desenterrados en la región de Lop Nor del desierto demuestran que allí vivieron cazadores-recolectores ya por el 8.000 a.C., cuando el clima era más saludable que en la actualidad.

Aurel Stein con su perro en la meseta
de Tarim en 1910, acompañado
de varios uigures.
Otros hallazgos importantes de momias caucásicas le corresponden a Sir Marc Aurel Stein (1862-1943), pero su mayor descubrimiento fue el inapreciable tesoro arqueológico de las llamadas Cuevas de los Diez Mil Budas o de Mogao, en Dunhuang.

Los reinos de los hombres blancos de
Taklamakán. Clic para ampliar.
Los cuerpos de Takla Makán, conservados en perfecto estado debido al nivel de salinidad de los suelos, exhiben ropas de lana teñida en colores, botas, artículos de piel y sacos con granos de diversas especies, estos últimos depositados ex profeso, para que los difuntos pudieran continuar como agricultores aun después de su muerte. Sus rostros presentan los típicos rasgos europeos: nariz angulosa, ojos hundidos, cabellos claros, y piel blanca; los cabellos generalmente se encuentran recogidos o trenzados con tiras de tela.

Dos dignatarios tocarios, pintura en
una cueva cerca de Turfan 900 d.C.
realizando una ofrenda en un
santuario budista. El de la izquierda
es pelirrojo, tiene ojos azules y
aspecto europeo.
Los especialistas opinan que los caucásicos de Takla Makán podrían haber prosperado en una zona hoy tan inhóspita gracias a que, en esos tiempos, el deshielo de los glaciares Kunlun y otras zonas de la cordillera era muchas veces mayor, lo que permitía el desarrollo de la agricultura y el crecimiento de árboles frutales.

“Aunque las condiciones de vida eran duras, el medio ambiente era mucho más favorable que en la actualidad. Había más cursos de agua, más árboles y se podía sostener cierta agricultura y ganadería en lugares hoy absolutamente desérticos e inhabitables”, según narra el arqueólogo chino Wang Binghua

Del mismo modo, la decadencia probablemente también estuvo ligada a la merma de las corrientes de agua y el avance del desierto sobre las ciudades, templos y ciudadanos. La arena literalmente pudo haberlo “tragado todo”.

La Bella de Loulan y El Hombre de Yingpan
Denominada jocosamente como “La Bella de Loulan”, una momia de 1,55 metros de alto y una cabellera rubia repleta de piojos y liendres, descubierta en 1980 ha revelado a los arqueólogos una considerable carga de polvo de arena y humo sobre sus pulmones. Sus ropas y zapatos remendados una y otra vez, confirman el duro pasar de este grupo de pieles blancas.


La Bella de Loulan, una joven de cabellera
rubia repleta de piojos y liendres.
Otra momia hallada es la del “Hombre de Yingpan”, descubierto en 1995 en la región que lleva su nombre, se ha visto como la mejor conservada de todas las momias que hasta ahora han sido encontradas.

El hombre de Yingpan vivió hace más de dos mil años, no sólo tenía una máscara de papel de oro – una tradición griega – cubriendo su rostro con barba rubia, sino que también llevaba elaboradas prendas de vestir rojas y marrón bordadas de oro con diseños europeos aparentemente occidentales.


El Hombre de Yingpan,
con máscara mortuoria,
barba rubia y casi 2
metros de estatura.
Su cuerpo de casi 2 metros (seis pies, seis pulgadas) de largo, es el más alto de todas las momias que se han encontrado hasta el momento, y la ropa y los artefactos descubiertos en las tumbas que rodean indican el nivel más alto de la civilización caucasoide en la antigua región de la Cuenca del Tarim.

En la actualidad, bajo un sombrío ambiente de represión y controversia, los nuevos hallazgos de esta cultura de hombres blancos son ocultados por el gobierno chino. Momias caucásicas halladas bajo la arena o en cuevas se les hace desaparecer el cráneo, casi el único rasgo identificatorio. Afortunadamente, pruebas de ADN a las momias descabezadas determinan sin duda alguna que se trata de cadáveres de personas de raza blanca.

La controversia política en torno a las momias de Takla Makán radica principalmente en las ansias de independencia de la población uigur y el carácter opresivo del régimen chino. Desde que las momias fueron descubiertas oficialmente (probablemente se mantenían en secreto desde mucho antes) el Partido Comunista siempre ha temido que esto fuera una evidencia de que la polémica región de Xinjiang haya pertenecido en un principio a los antepasados de la minoría étnica uigur, hoy reprimida especialmente por no concordar con la ideología de ultra izquierda. Pero los uigures no llegaron a la región hasta el siglo X cuando los caucásicos ya habían emigrado o sido extinguidos.


Migraciones de los últimos hombres blancos de
China, los Yueh-Chih o Yuezhi y los Wusun.
Aunque en el presente, los análisis de ADN no han encontrado relaciones entre la minoría uigur y las momias de Takla Makán, el comunismo aún mantiene un temor latente de que el pasado de Xinjiang pueda ser cuestionado, y de este modo persigue a todos aquellos que pretendan atribuirse el título de descendientes de los europeos del desierto como “separatistas” que buscan “dividir su patria”.

Mujer caucásica rubia hallada en Taklamakán.
Todavía conserva sus trenzas doradas.
Mientras la polémica de la represión uigur intenta ser silenciada por el comunismo, alojado dentro de una cápsula hermética en el segundo piso del museo nuevo, de la ciudad de Urumchi, provincia de Xinjiang, el caucásico de cabellera rojiza que alguna vez vivió y encontró la muerte en medio del gran desierto chino, permanece como un símbolo de lo que fuera alguna vez la población de extranjeros más antigua y misteriosa cuyas ciudades permanecen enterradas en el desierto en lo que hoy es el gran territorio amarillo.

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