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jueves, 4 de febrero de 2016

DESCUBREN UN MOTOR OCULTO EN EL MUNDIAL DE CICLISMO

El descubrimiento de un motor en miniatura en una bicicleta de alta competición en el Mundial de Ciclocrós, en el circuito de Zolder, Bélgica, confirma los rumores de fraude tecnológico.

Fabián Cancellara en 2010 dejó
muchas incógnitas con sus
sorpresivas aceleraciones.
Lo que los escépticos decían era una “leyenda urbana”, se ha convertido en una realidad que permanecía celosamente ocultada desde hace más de seis años.

Las sospechas comenzaron desde que el suizo Fabián Cancellara ganó en 2010 dos competiciones, donde protagonizó dos sorprendentes aceleraciones “artificiales” como si fuera en moto, solo y tras cambiar varias veces de bici, una en el Tour de Flandes y una París-Roubaix. "No tengo palabras para catalogar esta tontería", ha respondido Cancellara. "Jamás he tenido baterías en mi bicicleta. Mis éxitos son la consecuencia de un gran trabajo".

El suizo Fabián Cancellara, camino de la
victoria en la París-Roubaix de 2010,
parecía que iba en moto.
Hasta el pasado fin de semana no había pruebas tangibles de la existencia del “motorciclismo”, el deporte prohibido que se practica sobre una bicicleta dotada de un pequeño motor escondido. Muchos ciclistas profesionales o responsables de equipos dudaban de esta trampa o rechazaban su existencia, diciendo que eran burdas mentiras de gente ignorante de las características de este deporte. Pero finalmente el fraude lo descubrió un inspector de la Unión Ciclista Internacional (UCI) en la Wilier Triestina de la corredora Femke van den Driessche, una ciclista belga de 19 años que participaba en el Mundial sub-23. El comisario actuó equipado con una Tablet dotada de un detector de calor y ondas electromagnéticas, la última arma de detección, que la UCI mantenía en secreto para evitar que los tramposos pudieran eludirla. 

La ciclista belga Femke Van Den Driessche, el
sábado 30 de enero de 2016, cuando se
descubrió el motor oculto en su bicicleta. Ella
negó que fuera la suya, sino que era la de
un compañero de equipo.
La especialidad de Cancellara es la contrarreloj (ha sido 4 veces campeón del mundo: 2006, 2007, 2009 y 2010). También cabe destacar sus victorias en la París-Roubaix en 2006, 2010 y 2013 y en el Tour de Flandes de 2010, 2013 y 2014. En 2008 consiguió la medalla de oro en la prueba de ciclismo contrarreloj y la de plata en la prueba de ruta de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008.

Con “Espartaco” Cancellara comenzaron los rumores del uso de motores escondidos en las pruebas ciclistas, la UCI respondió con una política disuasoria que consistió en el uso en el Tour de Francia de unos ineficaces e incómodos escáneres, que nada descubrieron. Tampoco tuvo éxito la policía ciclista con el uso de minicámaras introducidas en los tubos de las bicicletas ni con otros métodos de inspección visual.

La bicicleta del canadiense Ryder Hesjedal,
después de su caída en la Vuelta de España
de 2014, sigue girando con autonomía propia
como si tuviera un motor funcionando.
Mientras, las sospechas crecían, alimentadas por imágenes tan curiosas como la de los Juegos de Londres de 2012 con la superioridad de los velocistas británicos, por lo que Francia lamentó la total ausencia de controles de conformidad de las ruedas de las bicicletas. Otra sorprendente “hazaña” fue la bicicleta del canadiense Ryder Hesjedal, que pareció cobrar vida propia y autonomía de movimientos después de una caída de su pedalista en la Vuelta a España de 2014, también por los cambios frecuentes de bicicletas o de ruedas traseras de algunos corredores en otras carreras por etapas o por las aceleraciones fulgurantes e imposibles de cracks en pendientes tremendas.

La corredora Femke van den Driessche, es la
primera ciclista que se le descubre un motor
oculto, se sospecha que hay decenas de
competidores en las mismas condiciones.
La ciclista belga, campeona de Europa, negó que la bicicleta fuera suya; "¡Esa no era mi bicicleta! Era la de un amigo, idéntica a la mía, pero terminó en mis manos después de una intervención de un mecánico", explicó Van den Driessche, entre lágrimas, en una entrevista con la televisión Sporza. La ciclista descubierta el sábado 30 de enero, al desmontar el sillín de la bicicleta que se encontraba en boxes, se descubrieron cables que evidenciaban la presencia del motor. Además de ser descalificada, se la castigará con una suspensión mínima de 6 meses y a una multa que podría ascender a 200.000 francos suizos (unos 192.000 euros o 208.000 dólares).

El periodista de La Gazzeta dello Sport,
Claudio Ghisalberti, es el que más ha
investigado el fraude mecánico
en el ciclismo de competición.
Su compatriota Eddy Merckx (considerado el mejor ciclista de todos los tiempos), a los 70 años, indignado dijo que eso era peor que el dopaje químico (recuerden al mundialmente tramposo texano Lance Armstrong que admitió haber usado durante años leritropoyetina (o EPO) que es una hormona glicoproteica que estimula la formación de eritrocitos y es el principal agente estimulador que aumenta la resistencia al ejercicio físico, también se aplicó testosterona y transfusiones de sangre para mejorar el rendimiento durante sus carreras de ciclismo) y que debería pagarse con una suspensión a perpetuidad y no con los solos seis meses que fija el reglamento. En tanto, el periodista Claudio Ghisalberti, el que más ha investigado el asunto, escribió en La Gazzetta dello Sport un artículo en el que explicaba que el motorcito hallado en la bicicleta de la corredora belga estaba ya pasado de moda, dopaje tecnológico de primera generación ya superado por métodos más sofisticados, como la rueda trasera acelerada por un mecanismo electromagnético escondido en su llanta de carbono.

Las trampas de los ciclistas profesionales
del siglo XXI, la rueda electromagnética.

Clic en la imagen para aumentarla.
Según el diario italiano, que guarda en secreto la identidad de su principal fuente de información, un ingeniero al que llaman Mister X que vive de montar motores ocultos en bicicletas de competición, el motorcito, un cilindro plástico y silencioso que se introduce en el tubo vertical y se engrana mediante dientes cónicos en el eje del pedal, genera entre 50 y 500 vatios, pesa poco más de medio kilo y sus baterías duran entre media hora y dos horas, según la potencia que se le exija. Se activa con un mando a distancia vía Bluetooth o desde el cardiofrecuencímetro del corredor y cuesta unos 20.000 euros, bicicleta incluida.

El secreto está en la rueda
La rueda electromagnética es otro cantar. Es más cara (solo la rueda cuesta 200.000 euros) y genera menos potencia (entre 20 y 60 vatios), pero es el método que, según el fabricante misterioso, prefieren los profesionales. Para estos, 60 vatios suponen el 15% de la potencia que ellos mismos, sus piernas y sus músculos, son capaces de generar, y constituyen por ello un plus similar y tan decisivo como el que se conseguía antes con una buena dosis de una droga. Un buen empujón para desequilibrar las contiendas más igualadas y sin riesgo para la salud.

"Antes muchos se reían cuando se hablaba de
esta trampa mecánica. Pero ahora ya podemos
decir que había y hay ciclistas que lo
practican", dijo Brian Cookson, presidente de
la Unión Ciclista Internacional (UCI).
“Antes muchos se reían cuando se hablaba de esta trampa mecánica”, dijo Brian Cookson, presidente de la UCI. “Pero ahora ya podemos decir que había y hay ciclistas que lo practican. Lo que no puedo decir es si son muchos o pocos”.

La rueda electromagnética es lo último
en las trampas mecánicas de los
ciclistas profesionales, según reveló
el diario italiano.
Sobre la extensión del fenómeno, el diario italiano La Gazzetta dello Sport habla de 1.200 motores escondidos vendidos el año pasado en Italia. De lo que no cabe duda, es que los tramposos profesionales con el descubrimiento de la trampa en la bicicleta de esta chica de 19 años, ahora están alertados y no usarán el motor oculto en las grandes competiciones. Antes los malos ciclistas usaban pastillas (doping) para tener mejor rendimiento en las carreras, luego recurrieron a las trasfusiones de sangre antes de cada competición, ahora son las bicicletas con motores escondidos, da la sensación que los ciclistas profesionales son deportistas que todo el día están pensando en cómo pueden engañar a los jueces de las carreras, al público y a sí mismos. 

Por Alberto Seoane

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