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jueves, 24 de diciembre de 2015

MENSAJES OCULTOS EN EL PESEBRE NAVIDEÑO

Las figuras están cargadas de simbología aunque, con el paso del tiempo, algunos significados se han perdido.

San Francisco de Asís, realizó
el primer pesebre conocido
en 1223.
La tradición nos transmite que ya en las catacumbas romanas se observan representaciones de la Virgen María con el niño en brazos. Sin embargo, la primera representación del nacimiento de Jesús, la hizo San Francisco de Asís (1181-1226), y fue varios años después de su regreso de Tierra Santa.

Veintitrés años después, en el mismo año que consiguió del Papa Honorio III la aprobación de la regla franciscana, es decir el 1223, la Navidad de ese año lo sorprendió en la ermita de Greccio, en la provincia de Rieti, región de Lazio y fue allí donde tuvo la inspiración de reproducir en vivo el misterio del nacimiento de Jesús.

San Francisco de Asís, predicando.
San Francisco quince días antes del 25 de diciembre construyó una casita de paja a modo de portal, puso un pesebre en su interior, trajo un buey y una mula (otros dicen que fue un asno) de los vecinos del lugar y nueve días antes de la Nochebuena hizo una misa al aire libre e invitó a un pequeño grupo de gente a reproducir la escena de la adoración de los pastores en un humilde pesebre de Belén.

Belén viviente de Greccio, Italia.
La noche del 24 de diciembre, en medio de la nieve, la escena fue tan emotiva, hubo tanta paz, espiritualidad y amor en el aire que todos prometieron repetirla al año siguiente y durante todos los años mientras tuvieran vida.

A partir de allí cada vez que se acercaba diciembre en distintos pueblos y ciudades de Italia comenzó a recordarse el nacimiento del Mesías armando un pesebre con figuras artesanales. Esta tradición rápidamente se extendió al resto de Europa y a todo lugar donde hubiera una familia cristiana.

Las figuras esenciales en el pesebre
son la Virgen María, José y el Niño Dios.
Las figuras esenciales en el pesebre son la Virgen, San José y El Niño Dios o Jesús y junto a ellos la vaca y el buey, Este conjunto se conoce como "el Santo Misterio". La tradición afirma que eran una mula y un buey, según el relato de los Evangelios apócrifos y del texto del libro del profeta Isaías y del de Habacuc. Según el tamaño del pesebre, se agregan otras figuras como: los Reyes Magos, los pastores, la casa de Herodes, ovejas, cabras, camellos, puentes, ríos, ángeles, etc. Algunos pesebres están tan bien hechos y elaborados que llegan a ser auténticas obras de arte, premiándose en numerosas ciudades.

El armado y la exhibición del pesebre dependen de la tradición de cada país. Es frecuente armarlo el 8 de diciembre (Día de la Virgen) y ubicar la figura de Jesucristo recién tras la Navidad (el nacimiento). En estos casos, por lo general, se mantiene expuesto hasta el Día de Reyes.

Significado de las figuras del pesebre
El Pesebre representa la sencillez y humildad. Simboliza que el más grande de todos decidió nacer en un pesebre, el lugar donde habitan las bestias. Dios es el más grande, y nos enseña que debemos ser muy pequeños.

Todos los pesebres contienen un frágil niño
que representa a "Dios con nosotros".
La virgen María simboliza toda alma en la que nace Cristo por ser engendrado del Espíritu. Ella, inmaculada, no se considera digna, y sin embargo es bienaventurada. Es símbolo del puro amor maternal y de un servicio sin obstáculos, sin objeciones.

La figura de San José, el protector de Cristo en sus primeros años de vida, era representado antiguamente como un anciano para señalar que no era el padre de Cristo, sufrirá un cambio con el paso de los años y su imagen rejuvenece.

Cuenta la tradición que en el momento del
nacimiento del Mesías, estaban en el pesebre,
además de José y María, un buey y una mula.
El Niño Jesús, es “Dios con nosotros”, representa el amor que el Señor tiene por la humanidad al venir a salvarla del pecado. Es la figura tierna y central del nacimiento. Nos muestra como Dios, en medio de su potencia y magnitud, se nos presenta de manera sencilla, en la figura de un frágil niño.

Según relata Francisco José Gómez en su Breve historia de la Navidad, antes que José y María, estaban habitando el pesebre el buey y la mula.

Ilustración de La Grande e General Estoria,
que se encuentra en el monasterio
de El Escorial.
“La mula, animal estéril y terco por excelencia, encarnó al pueblo de Israel, aquel que desde la perspectiva cristiana fue incapaz de reconocer al Mesías”, señala Gómez, mientras que “el buey, bruto de condición mansa, trabajadora y obediente, personificaba a la Iglesia”. De ahí que en una ilustración del códice de La Grande e General Estoria (s. XIII) se vea a la mula mordiendo al Niño Jesús mientras el buey le ofrece su cálido aliento.

Adoración de los Reyes Magos. 
En el caso de los Reyes Magos, en un principio, y según el Evangelio de Mateo, las personas que iban a adorar a Jesús eran magos de Oriente. Sin embargo, en el Salmo 72 y en el Libro del profeta Isaías en el Antiguo Testamento se menciona «a unos reyes que venían de Oriente y le traían regalos».

Estos hombres que recorrieron un largo camino para conocer a Jesucristo, son precursores de los buscadores de la verdad propios de todos los tiempos.

Los Reyes Magos simbolizaban las tres razas conocidas y las edades del hombre: joven, adulto y anciano. Llevaron al niño tres dones importantes: Incienso, mirra y oro, el  incienso era una ofrenda que se llevaba a los dioses, entonces era calificar a Jesucristo como un Dios, el oro era una ofrenda que se llevaba a los reyes y era decirle a Jesús tú eres rey y la mirra era un ungüento que se le echaba a los muertos y era decirle tú eres hombre.  Entonces eran tres exaltaciones: Dios, hombre y rey.

Jesús, el más grande, nació en el lugar 
más humilde.
Los pastores, representan a todos los pobres de la tierra. Representan la humildad, sencillez, servicio, ayuda y alegría de los humanos que teniendo poco, cuidan con amor a su rebaño.

La costumbre de recrear un río tiene que ver con la fuente de la Gracia divina y las flores, pese al invierno, en ver a Cristo como Flor del mundo, mientras que cabras y ovejas encarnan al pueblo de Dios guiado por el Buen Pastor.

El rey Herodes en el pesebre,
el autor de la Matanza de
los Inocentes.
En los pesebres tradicionales de España era muy frecuente encontrar a una serpiente, “que representa a aquella del Paraíso, que llevó a Adán y Eva al pecado, simbolizando la caída del hombre”, destaca Francisco José Gómez. También había gitanas, que por el don que desde hace siglos se les ha atribuido para ver el futuro, «personifican a las sibilas romanas que anunciaron el nacimiento del Niño Dios».

En los pesebres que se arman en España también está Herodes, que era el rey de los judíos en el momento del nacimiento. Era vengativo y, al enterarse por los Magos del posible nacimiento del Mesías, desencadenó una matanza de niños pequeños para que nadie pudiera amenazar su trono a él o a sus sucesores. Este episodio se conoce como la Matanza de los Inocentes, que también se representa en ciertos pesebres; y aunque se vean romanos asesinando a los niños, las órdenes no vinieron de Roma sino del propio Herodes.

Los Magos de Oriente llegan al Pesebre
guiados por la estrella.
No faltan los ángeles, anunciadores de la buena noticia, que suelen ser representados tocando instrumentos “cuya melodía acuna al Niño para que duerma y descanse de sus sufrimientos», señala el historiador”.

La estrella que guía a los sabios (que no es de 5 ni de 6 puntas como lo establecieron los comerciantes), simboliza que Dios es Dios del Universo, que él está por encima de la creación, pues es suya. Que Dios se vale de toda ciencia para mostrar su supremacía a los que la observan, y por esta dirige al mundo a los pies de su hijo Jesucristo, quien está en nosotros. Representa la luz inagotable y refrescante que disipa las tinieblas para darnos esperanza.

Pesebre de Belén de los Caballeros,
Extremadura, España. 8000 figuras en un
espacio de 610 metros cuadrados.
Muchos de estos significados han desaparecido o han sido olvidados después de dos mil años, y hoy las familias arman sus pesebres sin pensar en el profundo mensaje que tienen.

Un pesebre está cargado de simbolismo y no es nada gracioso como para agregarle personajes que nada tienen que ver con el momento del nacimiento de Jesucristo.

Un pesebre nos habla de la sencillez y a la vez la grandeza de la promesa de Dios, al enviar a nuestro Salvador para nacer en un pesebre, rodeado de pastores y reyes desde los puntos más distantes de la tierra a adorar a este pequeño Niño Jesús pero tan grande a la vez, nos habla también de la entrega de Jesús al Padre y nos refleja a la posteridad al mismo niño que a los 33 años entrega su vida en la cruz del calvario, sacrificándose por toda la humanidad.

Por Alberto Seoane

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