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lunes, 16 de marzo de 2015

ELISA FORTI, LA ABUELA DE 80 AÑOS QUE CRUZÓ LOS ANDES EN UNA MARATÓN, EN DOS OPORTUNIDADES

Desafiando el paso del tiempo, participó por segunda vez en una competencia de 104 kilómetros de running en la cordillera. La primera vez cruzó la cordillera de los Andes en febrero de 2013, ahora lo hizo en febrero de 2015.

Elisa Forti, con 80 años corriendo la maratón
Cruce de los Andes 2015.
A fuerza de entusiasmo y superación personal, Elisa Forti, no se cansa de recorrer canales de televisión y programas de radio explicando cómo es que corrió el Cruce de los Andes 2015, maratón que atraviesa la frontera entre Chile y la Argentina. Ella es una joven abuela de 80 años oriunda de la ciudad italiana de Como, en el norte de Italia, cruzó por segunda vez la Cordillera de Los Andes a pie. 

Lo hizo en el marco de una competencia de running (deporte que consiste en trotar por senderos de montaña) denominada El Cruce, que dura tres días, la primera etapa del Cruce de los Andes son 30 kilómetros. La segunda son 32 y la tercera son cuarenta y dos. Son en total 104 km de recorrido en tres días.

Elisa Forti "la Nona que corre".
Forti contó que participó de la carrera en dupla con uno de sus 11 nietos, Lihuel, de 19 años, a quien conoció de manera mucho más profunda en la aventura que emprendieron. En una entrevista, su nieto explicó que es la única carrera que él corrió en su vida y la última. “Tienes que cargar con todas las cosas que vas a necesitar en el trayecto. Yo llevaba una chaqueta para el frío, otra para la lluvia, dos litros de agua, barritas de cereal, turrón y pasas. ¡El último día no quería saber de las barritas, así que eché a la mochila tres pancitos del desayuno!”, agregó su abuela.

“Primero, me anoté sola, porque no conseguía compañera. Pero un día, cenando en familia, mi hijo les dijo a sus dos hijos: '¿Por qué no la acompaña uno de ustedes dos?'. Fue una sorpresa muy grande que me acompañara con esa madurez y responsabilidad. Yo mandaba el paso y él me seguía sin protestar”, relató. 

Elisa llegó a la Argentina desde Como, Italia,
en 1948, a la edad de 14 años.
“El tercer día vimos bellezas únicas, como el glaciar del Tronador. Tuvimos que cruzar un río, ¡el agua me llegaba hasta las rodillas! La corriente era tan fuerte que me llevaba. Después entramos en el bosque, ahí debés tener cuidado con las raíces y troncos tirados, pero respiras un aroma de resina y pino que es estupendo”, explicó la atleta octogenaria sobre la mayor carrera por etapas de Sudamérica.

“La Nona que Corre”, como la apodaron a Elisa, comentó que cumplió 80 años el 31 de diciembre de 2014 y lo que la motiva a seguir haciendo estas “locuras” es “el orgullo que sienten sus hijos y nietos”.

Elisa Forti retratada durante El Cruce 2015.
Cuando ella tenía catorce, en 1948, su padre decidió dejar Italia: dos guerras, y sus consecuencias, fueron demasiado. A Elisa no le gusta tejer, ni quedarse viendo novelas a la tarde, ni tomar el té mientras hojea revistas del corazón, ni salir a mirar vidrieras. Lo suyo siempre fueron los deportes.

Para hacer más llevadera la vida en medio del cemento de Buenos Aires, Elisa se acercó a los clubes para seguir haciendo deportes, esa inquietud que heredó de su papá. “Siempre hice deportes: jugué al vóley hasta los 45 años. Después, hice tenis y natación. Además, siempre les inculqué el deporte a los chicos y explica que tiene cinco hijos, 11 nietos y un bisnieto. 

Elisa Forti y su nieto Lihuel, de 19 años, luego de
cruzar la meta de la tercera y última etapa.
“Enviudé hace 12 años, así que ahora soy libre de mis horarios, pese a que trabajo como secretaria de mi hija que es kinesióloga”, aclara. “Empecé a correr a los 72”, dice Elisa. Sobre su modo de entrenamiento, explicó con humildad: “Yo vivo en Vicente López. Todos los días voy una hora a trotar. Pero no sé cuántos kilómetros hago. A mí me interesa empezar el día cargada de energía y de buen humor. Y a eso me lo da el ruido del agua y los pájaros”. Y todos los domingos juega al tenis.

“Voy por calles que suben y bajan. Además, uso mucho las escaleras. Pocas veces tomo el ascensor, a pesar de que vivo en un quinto piso”, agregó. 

Elisa Forti muestra la medalla que ganó en la
competición de 104 Km de febrero de 2015.
Durante el año, Forti corre en varias maratones en distintos lugares y nunca abandonó ninguna carrera, tampoco nunca llegó en último lugar, siempre cruzó a la meta. “En general, no me gusta correr en calle. Lo mío es la naturaleza, los cerros, la vegetación. Más o menos una vez al mes corro una carrera de máximo 28K”, cuenta en una entrevista. 

Al ser consultada acerca de su alimentación, la octogenaria reveló que le gusta comer frutas, verduras y alternar carne de vaca, pollo, pescado y huevo. 

Elisa Forti y su nieto horas antes de correr la
maratón Cruce de los Andes 2015.
Dueña de un fino sentido del humor y de una exquisita historia de vida, Elisa no se amedrenta ante las dificultades (participó en El Cruce 2015 con una fisura en una costilla) y confiesa que en el running encontró “la amistad y compañerismo sinceros” que no halló en otros deportes. 

Elisa es un ejemplo de vida para todos, jóvenes y ancianos, para que aprendan a fortalecer su voluntad, a no dejarse vencer por la adversidad y continuar adelante a pesar de todas las dificultades de la vida.

Elisa Forti - Palabras Mayores


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