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miércoles, 2 de abril de 2014

32º ANIVERSARIO DE LA RECUPERACIÓN DE LAS ISLAS MALVINAS

Cada 2 de abril se recuerda la gesta heroica de la recuperación de las Islas Malvinas entre abril y junio de 1982. Tierras argentinas que fueron usurpadas por Gran Bretaña el 2 de enero de 1833 cuando arribó la fragata de guerra británica HMS Clio, al mando del capitán John James Onslow que usurpó las islas.

Mapa de las Islas Malvinas. Clic en la
imagen para ampliarlo.
Año tras año, en diversos medios de comunicación y en los fríos discursos de los políticos, cada vez que llega esta fecha, eligen recordar con notable perversidad, lo peor de la Guerra de Malvinas, omitiendo lo heroico, lo meritorio, lo que vale la pena recordar.

El programa Contacto con la Creación siempre ha afirmado que se ejerció en 1982 la efectiva Soberanía Nacional argentina en dichas islas usurpadas por los ingleses, destacando cada año en estas efemérides los hechos gloriosos de quienes tuvieron que combatir por la Patria. Aquellos héroes que dieron su vida llenos de orgullo nacional, siendo ejemplos para imitar.

Durante el desfile del 25 de Mayo de 2010 con
motivo del Bicentenario de la Revolución de
Mayo, Cristina Kirchner había prohibido que
desfilaran los ex combatientes de Malvinas.
Ellos tumbaron el vallado y desfilaron igual,
ante las caras de asombro del Gobierno.
Cabe destacar que los británicos cuando llegaron al Atlántico Sur con su flota colonialista recibieron la paliza de su historia, desde el inicio de los combates el 1º de mayo al 14 de junio sufrieron bajas jamás imaginadas, las cifras exactas de las enormes pérdidas sufridas permanecen ocultas por decreto real bajo la consigna de secreto de Estado hasta el 14 de junio de 2072, cuando ya no quede con vida ninguno de los héroes de Malvinas.

Recorrido de la flota invasora en 1982.
La Task Force o grupo de tareas naval, perdió en 44 días de combates el 70% de dicha flota entre buques de guerra y logísticos, hundidos, averiados y fuera de servicio, como así también decenas de aviones y helicópteros, pérdidas que al día de hoy no fueron reconocidas por Gran Bretaña. Las pérdidas británicas señaladas son, entre otras, el HMS Sheffield, HMS Coventry, HMS Ardent, HMS Antelope, HMS Sir Galahad, HMS Sir Tristam, Atlantic Conveyor y Lancha de Desembarco Foxtrot 4.

Fueron dañados los siguientes navíos invasores: el HMS Glasgow, HMS Glamorgan, HMS Amtrim, HMS Broadsword, HMS Brilliant, HMS Alacrity, HMS Argonaut, HMS Plymouth, HMS Arrow, HMS Avenger, HMS Ambuscade, HMS Yarmouth, HMS Fearless, HMS Sir Bedivere, Buque de desembarco Sir Lancelot, sus dos portaaviones HMS Hermes y HMS Invincible, y treinta navíos más.  En un esfuerzo casi sobrehumano, la Fuerza Aérea Argentina y la Aviación Naval diezmaron a la flota pirata atacándola valerosamente sin descanso. 

Hubo al menos 14 Harriers y Sea Harriers perdidos o fuera de combate. Lo mismo con 31 helicópteros enemigos. Declara oficialmente Gran Bretaña 255 muertos y 777 heridos, cifra que no creen ni siquiera los expertos de la OTAN. En cambio es factible murieran más de 1300 soldados británicos.

Los usurpadores ingleses se rinden el 2 de abril
de 1982 en Puerto Stanley, rebautizado
Puerto Argentino.
Seguramente, si la guerra se prolongaba cinco días más hubiera sido un triunfo argentino ya que los ingleses solo tenían municiones para dos días y comida para tres, no les dejaría a los invasores otra alternativa que el intento de lanzar una bomba atómica sobre territorio nacional. Habría que ver si en esa situación límite el resto de las grandes potencias hubieran dejado a Gran Bretaña hacerlo o se lo impediría.

Los argentinos recuperan las Islas Malvinas
el 2 de abril de 1982 logrando la rendición
de toda la guarnición inglesa.
Desde la Segunda Guerra Mundial que Gran Bretaña no sufría semejante pérdidas y en tan breve tiempo, y eso que contaba durante el conflicto bélico con el auxilio que le daban Estados Unidos (Inteligencia Satelital y armamento) y Chile informando de los movimientos de la Fuerza Aérea Argentina.

Se hunde la fragata pirata HMS Antelope, en el
estrecho de San Carlos el 24 de mayo de 1982.
En diciembre de 1988, el ex secretario de Marina de los Estados Unidos, John F. Lehman, hizo pública la ayuda política y militar brindada por los norteamericanos a Gran Bretaña durante la Guerra de Malvinas, sin la cual el Reino Unido se hubiera visto obligado a replegar la Task Force del Atlántico Sur, de acuerdo con la conclusión de expertos militares.

La confesión del ex funcionario de Ronald Reagan fue realizada en Londres, donde blanqueó el respaldo militar a los británicos, que aunque fuera conocido por los combatientes argentinos, dejaba de ser una versión para convertirse en un hecho incontrastable.

Se hunde el portacontenedores Atlantic
Conveyor, el 25 de mayo de 1982.
La guerra conducida por Gran Bretaña en las islas además ha sido desde el punto de vista del Honor militar, vil y vergonzosa, pues utilizó gurkas (mercenarios de Nepal y mercenarios de otras naciones); hundió el Crucero ARA General Belgrano, cuando estaba fuera de la zona de exclusión marcada por los mismos ingleses, por ende, fuera del teatro de guerra; y trajo a estas latitudes armas nucleares (las pensaban arrojar al continente si la guerra les resultaba adversa), dichas armas para los países de América Hispana son prohibidas en razón del Tratado de Tlatelolco, firmado en México en 1967, que a su vez cumple con Resoluciones de ONU preexistentes como la Resoluciones 1911 (1963) y 2028 (1965).

Siempre fueron argentinas
Las Islas Malvinas son argentinas por su historia y por estar ubicadas en el Mar Argentino, que es parte de la plataforma continental argentina, abundante en petróleo, gas, oligoelementos metálicos y también una gran fuente ictícola que está siendo saqueada con los permisos indiscriminados de pesca que otorgan los kelpers (los pobladores llevados por Inglaterra para repoblar las islas tras la expulsión violenta de los argentinos).

Mapa de 1656 donde aparecen las Islas
Sebaldinas. Clic para aumentarlo.
Nuestro País tiene títulos numerosos, de acuerdo con las norma jurídicas internacionales, que demuestran nuestra soberanía sobre el archipiélago de las Malvinas: Principalmente, la Bula del Papa Alejandro VI de 1493; la prioridad del descubrimiento por parte de España en 1520 cuando fueron avistadas por la nave San Antonio, de Esteban Gómez, de la expedición de Magallanes. Avistadas luego por la expedición de Simón de Alcazaba y Sotomayor en 1535 y la de Alonso de Camargo en 1540. El holandés Sebald de Weert, el 24 de enero de 1600 a bordo de la nave Geloof (Fe) de Weert avistó tres islas desconocidas a los 50º, 40’ S de latitud. Los datos sobre su ubicación quedaron cuidadosamente registrados en el diario de a bordo. No desembarcó por carecer de embarcaciones menores adecuadas por lo que no hubo acto alguno de toma de posesión y mucho menos poblamiento. Las islas descubiertas fueron bautizadas Sebaldes o Sebaldinas y forman parte del archipiélago de las Malvinas, ubicadas al noroeste de la Gran Malvina.

En 1713, tras la Guerra de Sucesión Española, se firmó el Tratado de Utrecht por el cual, entre otras cuestiones, Gran Bretaña confirmó la soberanía española sobre sus territorios americanos, que incluían las Malvinas. Pasan los años y las actualmente usurpadas islas Georgias del Sur son descubiertas por un buque mercante español, el León, en junio de 1756. En 1775 el navegante británico James Cook llegó a islas y reconoció que anteriormente habían sido descubiertas por los españoles.

Mapa del siglo XVIII ya con el nombre
de Islas Malouines.
En 1764 se establecen en las islas colonos franceses del puerto de Saint Maló, que le dan el nombre de Malouines, recordando su origen, pasaron a Maluinas y luego Malvinas. En 1765 Francia accedió a evacuarlas y reconoció en 1766 la soberanía española sobre el archipiélago. Los 115 colonos franceses quedaron bajo el gobierno del español capitán de navío Felipe Ruiz Puente (1724-1779), que procedió a construir una capilla y otros edificios, estableciéndose la Gobernación de las Islas Malvinas. Esta ocupación efectiva de las islas por parte de España es incuestionable.

Una colonia inglesa clandestina fue desalojada por los españoles el 14 de julio de 1770. Al ver los barcos españoles los usurpadores británicos se rindieron. Se tomaron 156 prisioneros que fueron remitidos a Inglaterra. Hubo el reconocimiento de la soberanía española sobre el archipiélago por los Estados europeos, incluso por Inglaterra; el reconocimiento especial por Inglaterra de la soberanía española en el acuerdo de 1771, al aceptar la salvedad de los derechos de España sobre las Islas Malvinas. El 28 de octubre de 1790 fue firmado un nuevo tratado entre España y Gran Bretaña, el de Nootka Sound. Los españoles autorizaron parcialmente el comercio inglés y la pesca en América del Sur, pero a su vez los británicos reconocieron la soberanía española en los territorios australes, por ende sobre Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur. Por los artículos 6 y 7 se comprometieron a no formar establecimientos en los mares de América Meridional, en las costas orientales y occidentales de las islas adyacentes ya ocupadas y reconocieron la soberanía española sobre Carmen de Patagones, San José, Puerto Deseado y Puerto Soledad (ex San Luis en Malvinas). Nos encontramos frente a un nuevo documento en el cual los ingleses reconocen la soberanía española sobre Malvinas.

No cabe ninguna duda que las Malvinas 
pertenecen a la República Argentina.
Violando este tratado, en 1806 y 1807 se produjeron las invasiones inglesas a Buenos Aires y Montevideo, siendo derrotados en ambos ataques fracasando en su intento de establecer nuevas bases para el comercio en América.

La gobernación de las Islas Malvinas continuó existiendo luego de la proclamación de las Provincias Unidas del Río de la Plata en 1816. El piloto de la Armada Española Pablo Guillén Martínez se convirtió en el último gobernador español de las islas, retirándose el 8 de febrero de 1811. Al hacerlo dejó una placa donde afirmaba la soberanía española. Las Provincias Unidas del Río de la Plata heredaron las islas de los derechos de soberanía de la Corona española sobre los territorios del antiguo Virreinato (Principio Uti Possidetis iuris).

En 1825, Gran Bretaña reconoció la Independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata, por ende reconoció también todas las posesiones territoriales del nuevo país.

Línea de tiempo de los conflictos por las
Malvinas. Clic para aumentar.
El 6 de noviembre de 1820 la fragata Heroína al mando del coronel de Marina David Jewett recaló en puerto Soledad e izó la bandera argentina reafirmando nuestra soberanía en las islas. Jewett emitió una nota que dio a conocer a los cazadores de ballenas presentes planteando que actuaba a nombre del gobierno de las Provincias Unidas de Sudamérica y que concurría a impedir la destrucción de los recursos de las islas. El acto de toma de posesión fue dado a conocer en la prensa internacional y Gran Bretaña no realizó reclamo alguno. Jewett se convirtió en el primer gobernador de las islas bajo gestión argentina desde la declaración de independencia. Desde entonces, incluido Jewett, se sucederían un total de 7 gobernadores hasta la usurpación en 1833. Por su parte los ingleses no pueden aducir ningún derecho, si bien están en Malvinas desde 1833 la ocupación surgió como consecuencia de una acción violenta –de facto - que implicó el desalojo del propietario anterior. Se ejerció la soberanía sobre las Malvinas, con autoridades argentinas, políticas y militares, hasta la usurpación de 1833, demostrando un claro desenvolvimiento como Estado soberano.

Argentina desafió el poderío colonialista de
Inglaterra y estuvo a punto de ganarle.
El justo reclamo argentino ha hallado reconocimiento en los mismos británicos; el capitán Edmund Philip Carlisle ha publicado un libro llamado La deshonorable guerra: Islas Malvinas, 1982, en declaraciones al diario Perfil (24-12-06) dijo: “En mi libro pido a Londres que devuelva lo que robó. Porque es la opinión del mundo en general y porque hemos llegado a un punto de la historia en que es hora de terminar con las colonizaciones de territorios que no nos pertenecen. Además, las bases de la demanda argentina son mucho mejores que las nuestras. Nosotros le robamos las Malvinas en la década de 1830 y desde el gobierno británico nunca se reconoció esto”.

El sacerdote salesiano uruguayo Mario Luis Migone (1863—1937) que vivió 30 años en las islas, comentó que, una vez conversando con un oficial inglés al decirle que las Malvinas le pertenecían a la Argentina, éste le respondió: “Si la Argentina cree que son suyas, que venga por ellas”.

Así que el 2 de abril de 1982 la Argentina fue a recuperarlas, y si bien hoy siguen siendo usurpadas por los británicos, la ocupación de los invasores no opaca la Justicia que nos asiste en esta Causa; de la misma manera que los reveses de Sipe-Sipe, Ayohuma, Vilcapugio no desprestigiaron a la Patria ni al Ejército en aquellos fastos gloriosos de la Independencia naciente. Luego vinieron las victorias de Tucumán y Salta que hicieron retroceder a los españoles por el norte, sin olvidar otros triunfos como San Lorenzo, Maipú y Chacabuco y años después, perdimos frente a una flota anglo-francesa en la Vuelta de Obligado pero los vencimos en Paso del Tonelero y en Punta Quebracho y nunca más osaron aventurarse por el Río de la Plata.

El Decreto de 1829
El 10 de junio de 1829 el gobierno de Buenos Aires dicta el Decreto de creación de la Comandancia Política y Militar de las Islas Malvinas, el cual expresa:

Las Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur.
“Cuando por la gloriosa revolución de 25 de mayo de 1810 se separaron estas provincias de la dominación de la Metrópoli, la España tenía una posesión material de las Islas Malvinas y de todas las demás que rodean el cabo de Hornos, incluso las que se conoce bajo la denominación de Tierra del Fuego, hallándose justificada aquella posesión por el derecho de primer ocupante, por el consentimiento de las principales potencias marítimas de Europa, y por la adyacencia de estas islas al continente que formaba el Virreinato de Buenos Aires, de cuyo gobierno dependían. Por esta razón habiendo entrado el Gobierno de la República en la sucesión de todos los derechos que tenía sobre estas provincias la antigua Metrópoli y de que gozaban sus virreyes ha seguido ejerciendo actos de dominio en dichas islas, sus puertos y costas; a pesar de que las circunstancias no han permitido hasta ahora dar a aquella parte del territorio de la República la atención y cuidados que su importancia exige. Pero siendo necesario no demorar por más tiempo las medidas que puedan poner a cubierto los derechos de la República haciéndole al mismo tiempo gozar de las ventajas que pueden dar los productos de aquellas islas y asegurando la protección debida a su población, el Gobierno ha acordado y decreta:

Artículo 1°: Las islas Malvinas y las adyacentes al Cabo de Hornos en el mar Atlántico serán regidas por un comandante político y militar nombrado inmediatamente por el Gobierno de la República.

Artículo 2°: La residencia del comandante político y militar será en la isla de la Soledad y en ella se establecerá una batería bajo el pabellón de la República.

Artículo 3°: El comandante político y militar hará observar por la población de dichas islas, las leyes de la República y cuidará en sus costas de la ejecución de los reglamentos sobre pesca de anfibios.

Artículo 4°: Comuníquese y publíquese.

Firmado: Martín Rodríguez, Salvador M. del Carril”.

A 32 años de la Guerra de Malvinas, los
ingleses siguen negándose a devolver las islas.
En la letra del decreto se exponen claramente nuestros títulos geográficos, jurídicos (“uti possidetis iuris”), políticos y económicos. La creación de dicha Comandancia en las islas pronto chocaron con las pretensiones británicas (en agosto de 1829 el Foreing Office en una nota al Encargado de Negocios en Buenos Aires, en la que ponderaba el valor estratégico que tenían las islas Malvinas y que el “Gobierno del Reino Unido estimaba altamente deseable la posesión de algún punto seguro donde sus buques pudieran abastecerse….”) y la complicidad de Estados Unidos, en “aparente” contradicción con su cínica “Doctrina Monroe” esbozada en 1823.

Haciendo uso pleno de su autoridad, el Señor Comandante Político y Militar de las Islas Malvinas, Don Luis Vernet, apresa tres pesqueros norteamericanos que trasgredían las normas dictadas sobre caza y pesca, lo que generó represalias por parte de Silas Duncan quien al mando de la corbeta de guerra Lexington en diciembre de 1831, destruyó y saqueó viviendas, y desmanteló los medios de defensa de las islas (polvorín y baterías del fuerte) y tomara prisioneros llevándolos a Montevideo, hecho que nunca fue desautorizado por el gobierno de los Estados Unidos. Ese episodio dejó a las Malvinas indefensas (lógicamente toda indefensión alienta la agresión).

El 3 de enero de 1833 las Malvinas fueron
usurpadas por los piratas ingleses
.
Cuando la población comenzaba a recuperarse del ataque norteamericano, las islas fueron usurpadas por los británicos el 3 de enero de 1833 fecha en que fue arriado el pabellón argentino, que volvería a flamear en la reconquista del Gaucho Antonio Rivero en agosto de ese año, hasta que en los albores de 1834 los piratas ingleses retoman el control de las islas. Rivero y siete compañeros fueron llevados a Inglaterra, permaneciendo durante varios meses encerrados en una prisión sobre el río Támesis. En el juicio se exigió para ellos la pena de muerte, el tribunal británico que los juzgó se declaró incompetente debido a que sus acciones habían sucedido fuera de la jurisdicción del tribunal (o sea, fuera de los dominios británicos). Por esta razón, el ministerio fiscal aconsejó al almirantazgo embarcarlos de vuelta al Río de la Plata, y dejarlos en libertad. Finalmente, Rivero y los suyos fueron liberados en Montevideo. Se hace mención en el juicio de que Rivero y sus compañeros arriaron la bandera británica y enarbolaron una improvisada bandera argentina. Rivero murió combatiendo al mismo enemigo en Vuelta de Obligado en 1845.

Tapa de la revista Gente de abril
de 1982, con la rendición de la
guarnición inglesa en
Puerto Argentino.
Otra enseñanza del decreto de 1829, es que la Nación Argentina no es un ente o una nube de éter, sino que es una unidad inescindible de pueblo y gobierno (para bien y para mal) y que siempre debe defenderse con todos los medios a disposición, contra toda agresión o amenaza que perjudique o dañe su identidad (cultura y territorio), sus ciudadanos o sus intereses nacionales.

Como conclusión, las Islas Malvinas, las Georgias y las Sándwich del Sur, son argentinas aunque las armas colonialistas inglesas digan lo contrario. Es por ello, que no cabe seducción ni tretas por parte de los kelpers o del gobierno inglés, sólo la devolución de las islas que robaron en 1833. 

Cartel en la ruta 136, cerca de la ciudad
de Gualeguaychú, Entre Ríos.
Además, la militarización del Atlántico Sur por parte de una potencia europea como Gran Bretaña convierte a las Islas Malvinas en un eje clave para una estrategia de defensa continental suramericana (UNASUR) que no debe permitir estos enclaves colonialistas. 

Argentina rechaza la administración británica sobre las Malvinas, a las que considera una “parte integral e indivisible de su territorio que se halla ocupada ilegalmente por una potencia invasora”.

Las únicas batallas que se pierden son las que se abandonan y nunca abandonaremos las Islas Malvinas porque son argentinas.

Por Alberto Seoane

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