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jueves, 20 de marzo de 2014

EL JEFE DE LA PETROLERA EXXONMOBIL NO QUIERE FRACKING CERCA DE SU CASA

Rex W. Tillerson promueve la explotación por fracking en todo el mundo, pero sin embargo, la rechaza cerca de su propiedad valuada en más de 5 millones de dólares.

El rancho de Rex W. Tillerson, de 83 hectáreas, 
valuado en más de 5 millones de dólares.
Uno pensaría que el CEO de ExxonMobil se volvió un ecologista ya que no quiere ver la explotación del gas de esquisto por medio de la fractura hidráulica a las puertas de su rancho, ubicado en Bartonville, Texas. 

Con un puñado de sus ricos conciudadanos, hace meses que este ciudadano americano miembro del CFR y del Grupo Bilderberg, se  opone al proyecto de construcción de una torre de agua de 160 pies (50,6 metros) cerca de sus mansiones. El 25 de febrero de 2014, Tillerson, un elocuente defensor del fracking hidráulico presentó una demanda para quitar una torre que extrae agua para... ¡el fracking hidráulico!.

La torre para proveer el agua necesaria para el
fracking que se está erigiendo a poca distancia
de la mansión del CEO de ExxonMobil.
El edificio para la torre está destinado, en particular, al suministro de agua para las empresas perforadoras de extracción de gas de esquisto cerca de la pequeña y próspera ciudad donde reside, en las inmediaciones de Dallas, según el método de fracturación hidráulica.

La controversia debería haber permanecido local, excepto por el hecho que el infeliz propietario, Rex Tillerson, no es otro que el jefe de ExxonMobil, la mayor productora de gas natural de Estados Unidos y una de las empresas petroleras más poderosa del mundo, la cual utiliza la controvertida tecnología de extracción, el fracking, para la obtención de gas.

Rex W. Tillerson ha invertido
más de 31 millones de dólares
en la explotación de fracking,
pero no lo quiere cerca de
su casa.
La torre proveerá de agua al sitio de fracking próximo a su rancho, y los demandantes (entre ellos el pobre Rex, de 62 años) argumentan que el proyecto podría causar demasiado ruido por la extracción del agua en la torre y demasiado tráfico por su transporte desde la misma al lugar de extracción de gas.

La torre de agua, que pertenece a la compañía rival Cross Timbers Water Supply Corporation, “venderá agua a las compañías exploradoras de gas y petróleo para fracturar [sic] formaciones de esquisto, lo que generaría tráfico, con camiones de gran tonelaje en la [carretera] FM 407, creando molestias de ruido y nuevos peligros en el tráfico”, dice la demanda.

La torre de Bartonville, cerca de Dallas, extrae
el agua que luego es depositada en un piletón
artificial para llenar decenas de tanques
cisternas transportados en camiones
con destino a los pozos de fracking.
Tillerson no ha tenido piedad en otros lugares del mundo explotando gas con el controvertido método del fracking, invirtiendo más de 31 mil millones  de dólares (22,5 mil millones de euros) en la extracción de gas de esquisto. 

En su intento para impedir la instalación de la torre de agua, Tillerson expone lo que sufren las personas que tienen cerca una explotación de fracking. Hay que imaginar la cantidad de torres de agua que plantó la petrolera que preside, ruido y trastornos ecológicos del subsuelo en más de 40 países del mundo donde Exxon tiene inversiones.

Tillerson, poderoso jefe de la Exxon, miembro
del CFR y del Grupo Bilderberg recibió un poco
de su propia medicina.
El poderoso jefe de la  Exxon teme, con un cierto número de sus vecinos que también poseen mansiones, que la molesta torre de agua hará perder valor a su rancho de lujo de 83 hectáreas, valorado en más de 5 millones de dólares. Además del aspecto estético (alega en la demanda que la torre es "fea"), es especialmente el ir y venir de los camiones que transportan el agua a los pozos de extracción, que preocupan a Tillerson porque le darían un mal aspecto a su propiedad.

Se entiende: desde el año 2007, han sido abiertos no menos de nueve sitios a menos de dos kilómetros de su propiedad. El diario Wall Street Journal indica que cuando Tillerson actúa como CEO de Exxon, y no como un propietario de un inmueble, arremete contra las críticas al fracking y contra aquellos que se oponen y proponen su regulación. Por ejemplo, ha llegado a decir en 2012 que "este tipo de regulación normativa disfuncional está reteniendo la recuperación economía de Estados Unidos, el crecimiento y la competitividad a nivel internacional". La producción de gas natural "es tan solo una tecnología antigua que está siendo aplicada, integrándole algunas nuevas tecnologías", dijo en otra entrevista, "por lo que los riesgos son muy manejables".

Así luce una explotación de fracking
cercana a la casa donde vive Tillerson.
En regiones con gas esquisto, los residentes menos pudientes han protestado en contra del desarrollo del fracking por impactos con mayores consecuencias que el ruido, incluyendo temblores, la contaminación de las aguas y el riesgo de cáncer

Las operaciones de Exxon de gas y petróleo y sus consecuentes vertidos [no previstos] no sólo minan el valor de las propiedades, sino que los vertidos contaminantes han arrasado casas y destruido regiones enteras.

Exxon, le paga un sueldo a Tillerson de 40,5 millones de dólares por año, y se está manteniendo por el momento fuera del enredo legal ya que él protesta contra la empresa de fracking como ciudadano particular. Por lo visto, Tillerson ha recibido un poco de su propia medicina.

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