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viernes, 29 de marzo de 2013

PROFECÍAS QUE COMPRUEBAN QUE JESÚS ES EL MESÍAS


Las profecías mesiánicas comprenden una colección de más de 300 predicciones en el Antiguo Testamento acerca del futuro Mesías (Salvador) del pueblo judío y del mundo. Estas predicciones fueron escritas por múltiples autores, en numerosos libros que se terminaron de escribir alrededor de unos 500/600 años antes de Cristo.

Una de las creencias básicas de los cristianos es que Dios se manifestó como un hombre, Jesús, el Cristo. Dios había anunciado que iba a mandar un salvador al mundo para librarnos de nuestros pecados. Su llegada no solamente fue anunciada, pero fue detallada en centenares de profecías. Al estudiar los libros de los profetas en el Antiguo Testamento y comparándolos con los acontecimientos en los evangelios, podemos ver que las profecías sobre la llegada del mesías se cumplieron en el nacimiento de Jesús y en toda su breve vida. Estas son algunas de ellas.

Un niño nacerá
En Isaías 9:6 está escrito: "Porque un niño nos ha nacido, hijo nos ha sido dado, y el principado, sobre su hombro. Se llamará su nombre Admirable consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz."

La historia del nacimiento de Jesús en Mateo y Lucas nos dicen que esta profecía y las siguientes se cumplieron. En referencia a esta vemos que un ángel se le apareció a unos pastores la noche del nacimiento y en Lucas 2:11 y 12 anuncio: "Yo os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor. Esto os servirá de señal: hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre.".

Nacerá de una virgen
Isaías 7:14 dice: "Por tanto, el Señor mismo os dará señal: La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emanuel."

La joven María estaba comprometida para casarse con José. Como aun no estaban casados no habían tenido relaciones y ella concibió al niño por obra milagrosa del Espíritu Santo.

Lucas y 26, 31 y 32: "Al sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María."…y le dijo "Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús. Éste será grande, y será llamado Éste será grande, y será llamado Hijo del Altísimo."

Sera un primogénito
Éxodo 13:2 dice: "Conságrame todo primogénito. Todo lo que abre la matriz entre los hijos de Israel, tanto de los hombres como de los animales, mío es."

Jesús fue el hijo primogénito de María. Lucas 2:7: "Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón".

Sería de la tribu de Judá
Génesis 49: 8-10 explica: "Judá, te alabarán tus hermanos; tu mano estará sobre el cuello de tus enemigos; los hijos de tu padre se inclinarán a ti. Cachorro de león, Judá; de la presa subiste, hijo mío. Se encorvó, se echó como león, como león viejo: ¿quién lo despertará? No será quitado el cetro de Judá ni el bastón de mando de entre sus pies, hasta que llegue Siloh; a él se congregarán los pueblos."

En Hebreos 7:14 dice: "Porque sabido es que nuestro Señor vino de la tribu de Judá, de la cual nada habló Moisés tocante al sacerdocio."

Nacerá en la ciudad de Belén
Miqueas 5:2-5 avisa donde nacerá: "Pero tú, Belén Efrata, tan pequeña entre las familias de Judá, de ti ha de salir el que será Señor en Israel; sus orígenes se remontan al inicio de los tiempos, a los días de la eternidad. Pero los dejará hasta el tiempo que dé a luz la que ha de dar a luz…"

Mateo 1 y adelante: "Cuando Jesús nació, en Belén de Judea, en días del rey Herodes, llegaron del oriente a Jerusalén unos sabios, preguntando: ¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido?..."

Su linaje familiar
La genealogía de Jesús se encuentra en Lucas y Mateo. Lucas da un listado de los ancestros de parte de José y Mateo lista la línea de parte de María, ambos linajes se remontan a David, Isaí, Jacob, Isaac y Abraham. Leer a Mateo 1 y Lucas 3.

Reyes le traerán regalos
Salmos 72:10,11 dice: "Los reyes de Tarsis y de las costas traerán presentes; los reyes de Sabá y de Seba ofrecerán dones."

Mateo 2:1 al 12 nos cuenta del viaje unos sabios, magos del Oriente, los cuales siguieron una estrella que los llevó directamente al niño Jesús. Sabían que no era un niño cualquiera y por eso les llevaron presentes. Versículo 11: "…y postrándose lo adoraron. Luego, abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra."

La masacre de niños ocurrió en esos días
Jeremías 31:15 avisa: "Voz fue oída en Ramá, llanto y lloro amargo: es Raquel que llora por sus hijos, y no quiso ser consolada acerca de sus hijos, porque perecieron."

El rey Herodes, sintiéndose amenazado por las noticias de había nacido un rey judío en Belén, mandó a matar a todos los niños menos de dos años. Un ángel aviso a José sobre estoy y la familia pudo huir hacia Egipto hasta que la amenaza contra el niño Jesús se desapareciera. Mateo 2: 16, 17 dice: "Herodes entonces, cuando se vio burlado por los sabios, se enojó mucho y mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo indicado por los sabios. Entonces se cumplió lo dicho por el profeta Jeremías…"

Sabemos incluso que el mismo Juan el Bautista, que había señalado a Jesús junto al Jordán como “El que tenía que venir” (cf. Jn. 1, 15-30), pues, con espíritu profético, había visto en Él al “Cordero de Dios” que venía para quitar los pecados del mundo; Juan, que había anunciado el “nuevo bautismo” que administraría Jesús con la fuerza del Espíritu, cuando se hallaba ya en la cárcel, mandó a sus discípulos a preguntar a Jesús: “¿Eres Tú que ha de venir o esperamos a otro?” (Mt .11, 3).

Jesús no deja sin respuesta a Juan y a sus mensajeros: “Id y comunicad a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y los pobres son evangelizados” (Lc. 7, 22). Con esta respuesta Jesús pretende confirmar su misión mesiánica y recurre en concreto a las palabras de Isaías (cf. Is. 35, 4-5; 6, 1). Y concluye: “Bienaventurado quien no se escandaliza de mí” (Lc. 7, 23).

La respuesta que Jesús da a Juan presenta también otro el momento que es interesante subrayar: Jesús evita proclamarse Mesías abiertamente. Jesús prefiere referirse al testimonio ofrecido por sus obras, deseoso sobre todo de persuadir y de suscitar la fe.

Jesús sabía que sus palabras y milagros generaban odio entre los rabinos que esperaban un Mesías guerrero que los lleve a conquistar al mundo. El fanatismo religioso de los estudiosos de la Torá excluía que el pacífico Jesús pudiera ser el Mesías. Incluso llegó a intervenir el Sanedrín, decretando que “si alguno lo confesaba Mesías fuera expulsado de la sinagoga” (Jn. 9, 22).

Con estos elementos podemos llegar a comprender el significado clave de la conversación de Jesús con los Apóstoles cerca de Cesarea de Filipo. “Jesús... les preguntó: ¿Quién dicen los hombres que soy yo? Ellos le respondieron, diciendo: Unos, que Juan Bautista; otros, que Elías y otros, que uno de los Profetas. Pero El les preguntó: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Pedro, le dijo: Tú eres el Cristo” (Mc. 8, 27-29; cf. además Mt. 16, 13-16 y Lc. 9, 18-21), es decir, el Mesías.

Según el Evangelio de Mateo esta respuesta ofrece a Jesús la ocasión para anunciar el primado de Pedro en la futura Iglesia (Mt. 16, 18). Según Marcos, tras la respuesta de Pedro, Jesús ordenó severamente a los Apóstoles “que no dijeran nada a nadie” (Mc. 8, 30). De lo cual se puede deducir que Jesús no sólo no proclamaba que Él era el Mesías, sino que tampoco quería que los Apóstoles difundieran por el momento la verdad sobre su identidad. Quería, en efecto, que sus contemporáneos llegaran a tal convencimiento contemplando sus obras y escuchando su enseñanza. Por otra parte, el mismo hecho de que los Apóstoles estuvieran convencidos de lo que Pedro había dicho en nombre de todos al proclamar: “Tú eres el Cristo”, demuestra que las obras y palabras de Jesús constituían una base suficiente sobre la que podía fundarse y desarrollarse la fe en que Él era el Mesías.

A continuación les explicó los acontecimientos de los próximos días para que vean que para él no había nada oculto. Efectivamente, casi en conexión estrecha con la profesión de fe de los Apóstoles, Jesús “comenzó a enseñarles como era preciso que el Hijo del Hombre padeciese mucho, y que fuese rechazado por los ancianos y los príncipes de los sacerdotes y los escribas y que fuese muerto y resucitado al tercer día” (Mc. 8, 31). El Evangelista Marcos hace notar: “Les hablaba de esto abiertamente” (Mc. 8, 32). Marcos dice que “Pedro, tomándole aparte, se puso a reprenderle” (Mc. 8, 32). Según Mateo, los términos de la reprensión fueron éstos: “No quiera Dios, Señor, que esto suceda” (Mt. 16, 22). Y esta fue la reacción del Maestro: Jesús “reprendió a Pedro diciéndole: Quítate allá, Satán, pues tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres” (Mc. 8, 33; Mt 16, 23).

Precisamente ante esta actitud Jesús reacciona con tanta decisión y severidad. Jesús defiende con firmeza lo que le iba a suceder, la verdad sobre el Mesías, pretendiendo realizarla en Él hasta las últimas consecuencias, ya que en ella se expresa la voluntad salvífica del Padre: “El Justo, mi siervo, justificará a muchos” (Is. 53, 11). Así se prepara personalmente y prepara a los suyos para el acontecimiento en que el “misterio mesiánico” encontrará su realización plena: la Pascua de su muerte y de su resurrección.

A continuación, una breve recopilación de 33 profecías mesiánicas de las 300 que existen en el Antiguo Testamento:

1) Nacería de una virgen (Isaías 7:14 / Mateo 1:21-23; Lucas 1:26-35).
2) Nacería en Belén (Miqueas 5:2 / Mateos 2:1; Lucas 2:4-7).
3) Reyes le traerían regalos (Salmo 72:10-11; Mateo 2:1-12).
4) Saldría fuera de Egipto (Oseas 11:1; Mateo 2:15).
5) Matarían a los niños (Jeremías 31:15; Mateo 2: 16, 17).
6) Sería llamado nazareno (Isaías 11:1; Mateo 2:23).
7) Sería anunciado por un mensajero de Dios (Juan el Bautista) (Isaías 40:3-5; Malaquías 3:1 / Mateo 3:1-3; 11:10; Marcos 1:2-3; Lucas 7:27).
8) Habitaría en Capernaum, en la región de Zabulón y de Neftalí (Isaías 9:1-2; Mateo 4:13-16).
9) Haría milagros (Isaías 35:5-6; Mateo 9:35, y en todos los evangelios).
10) Anunciaría las buenas nuevas (Isaías 61:1-2 / Lucas 4:14-21).
11) Hablaría en parábolas (Salmos 78:2; Mateo 13: 34-35).
12) Se presentaría primero como rey, 173.880 días después del decreto para reconstruir Jerusalén (Daniel 9:25 / Mateo 21:4-9; Marcos 11:1-10; Lucas 19:29-38).
13) Sería rechazado por su propio pueblo (el pueblo judío) (Isaías 53:3; cf. Salmo 69:8; 118:22; Juan 7:5,48; cf. Juan 1:11; Mateo 21:42,43).
14) Entraría a Jerusalén como un rey, montado sobre un asno (Zacarías 9:9 / Mateo 21:4-9; Marcos 11:1-10; Lucas 19:29-38).
15) Traicionado por un amigo (Salmo 41:9; cf. Salmo 55:12-14; Mateo 10:4; cf. Mateo 26:49,50; Juan 13:21).
16) Sería vendido por treinta piezas de plata y con este dinero se compraría el campo del alfarero (Zacarías 11:12-13; Mateo 27: 7-10).
17) Permanecería en silencio ante sus acusadores (Isaías 53:7; Mateo 27: 12-14).
18) Olvidado por sus discípulos (Zacarías 13:7; Marcos 14:50; cf. Mateo 26:31; Marcos 14:27).
19) Herido y escupido (Isaías 50:6; cf. Miqueas 5:1; Mateo 26:67; cf. Lucas 22:63).
20) Sufriría una muerte dolorosa y humillante (Salmo 22; Isaías 53 / Mateo 27; Marcos 15; Lucas 23; Juan 19).
21) Sus manos y pies serían horadados (Salmo 22:16: / Relatos de la crucifixión de Mateo 27; Marcos 15; Lucas 23; Juan 19).
22) Sus ejecutores echarían suerte sobre sus vestidos (Salmo 22:18; Mateo 27: 35; Juan 19:23-24).
23) Sufrió sed (Salmo 69:21b; cf. Salmo 22:15; Juan 19:28).
24) Le ofrecieron hiel y vinagre (Salmo 69:21; Mateo 27:34; cf. Juan 19:28,29).
25) No romperían ninguno de sus huesos durante su ejecución (Salmo 34:20; Juan 19:32-36).
26) Sería herido en el costado (Zacarías 12:10; Juan 19:34-37).
27) Hubo tinieblas sobre la tierra (Amós 8:9; Mateo 27:45).
28) Moriría con los impíos y sería sepultado en la tumba de un hombre rico (Isaías 53:9-12; Mateo 27:57-60; Marcos 15:27-28).
29) Sería sepultado por tres días y tres noches (Jonás 1:17; Mateo 12:40).
30) Resucitaría de entre los muertos (Sal. 16:10; Hch. 2:30,31; Hechos 13:33; Lucas 24:46; Marcos 16:6; Mateo 28:6).
31) Ascendió a los cielos (Salmo 68:18; Hechos 1:9).
32) Será piedra de tropiezo a los judíos (Salmo 118:22; Isaías 8:14; 28:16; 1 Pedro 2:7; Romanos 9:32,33).  
33) Y será Luz para los gentiles (Isaías 60:3; Isaías 49:6: (Hechos 13:47,48a;  Hechos 26:23; 28:28).

Aun hay muchas otras profecías que demuestran que Jesús era el Mesías y fue crucificado. Es más, aún existen grupos religiosos que niegan su divinidad hasta el fanatismo.

Lo cierto es que estas profecías mesiánicas anunciadas en el Viejo Testamento más de 600 años antes del nacimiento de Cristo fueron cumplidas todas. Las probabilidades matemáticas de que un solo hombre cumpliera con todas ellas superan absolutamente toda posibilidad estadística.

El Dr. Norman Geisler y Ron Brooks dicen: “Los matemáticos han calculado que la probabilidad de que se cumplan dieciséis predicciones en un solo hombre es de 1 en 1045. Si calculamos para cuarenta y ocho predicciones, la probabilidad es de 1 en 10157. Es casi imposible concebir un número tan enorme”. 

El cumplimiento exacto (en Jesús) de estas profecías nos muestra a Jesucristo como el Mesías prometido por Dios a través de los profetas.

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