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lunes, 4 de marzo de 2013

INAUGURAN EN LA ANTÁRTIDA UNA BASE CIENTÍFICA QUE “CAMINA” SOBRE EL HIELO


Es la Halley VI, que usan científicos ingleses. Costó 45,7 millones de dólares y tiene pies capaces de elevarse y desplazarse.

La Halley es una base antártica del Reino Unido situada cerca de la costa del Mar de Weddell. Desde su fundación en 1956 se edificaron cinco plataformas y todas sucumbieron bajo el peso de la nieve. Para corregir este imprevisto, la British Antarctic Survey (BAS) organizó un concurso de diseño. Se presentaron 86 propuestas de estudios de todo el mundo, y resultó elegido un modelo futurista de novedosa arquitectura polar. Tan futurista que los fanáticos no demoraron en compararla con los vehículos imperiales AT-TE Walkers usados en la película El imperio contraataca (1980), la segunda entrega de la saga de La guerra de las galaxias. Es que la nueva base “camina” sobre el hielo, o algo así.

La base antártica inglesa Halley VI,
costó 45,7 millones de dólares.
La estación Halley VI, que fue inaugurada el 28 de febrero pasado, es obra de la firma Faber Maunsell y Hugh Broughton Architects, que con su ingeniosa estructural móvil intentará vencer las inclemencias meteorológicas del territorio helado. Cada unidad fue construida en Sudáfrica y se asienta en unos soportes de altura regulable que finalizan en forma de patines o esquíes para que puedan deslizarse sobre la superficie antártica. Su construcción de avanzada demandó un costo de 45,7 millones de dólares.

El equipo de ingenieros empalmó la estación modular, que consta de siete laboratorios de color azul y un bloque central rojo, interconectados por corredores flexibles.

Los trabajos de construcción demandaron cuatro veranos australes.
Están acondicionados para soportar vientos habituales de hasta 100 kilómetros por hora y temperaturas que van desde los 30 grados bajo cero hasta los 55 grados bajo cero.

Ubicación de la Base Halley VI, casi en el centro del mapa.
La primera estación Edmond Halley fue construida en 1956 y abandonada en 1968. La quinta comenzó a operar en 1989 y fue demolida a fines de 2012, cuando ya estaban listas las obras de la nueva versión.

La base Halley VI está situada en la zona Brunt Ice Shelf, relativamente cerca de la base argentina Belgrano II, en la costa del mar de Wedell, a unos 1.400 kilómetros del Polo Sur. En su interior se alojarán 70 científicos en verano y un promedio de 16 en invierno. La actividad principal del BAS es la investigación atmosférica (en 1985 sus técnicos detectaron el agujero en la capa de ozono) y también geología y glaciología.

La base cuenta con todas las
comodidades para no aburrirse.
Uno de los grandes inconvenientes que enfrentaron las expediciones que se adentraron en la Antártida fue que las placas de hielo se mueven unos 400 metros cada año en dirección hacia el mar. La acción del hielo y la nieve terminan por absorber cualquier edificación construida sobre el continente blanco. Todo esto hace que las estaciones científicas se deterioren en menos de 10 años.

Para sortear esta trampa ambiental, en caso de que la placa de hielo sobre la que se asientan se resquebraje no haría falta desmontarlos de su posición. Basta con engancharlos a un tractor de nieve que los desplace hasta una ubicación segura. Además, el material aislante que los recubre les permite adentrarse en el mar helado en la época de invierno y en verano, y alinearse en tierra firme antes del retroceso de los hielos.

El módulo rojo son las viviendas y actividades
recreativas, el resto, de color azul son
laboratorios, oficinas y generadores de energía.
Tanto el ensamblado como el mantenimiento no demanda una gran infraestructura y el orden de los módulos puede ser alterado sin dificultad. Y si las circunstancias lo requieren, es posible agregar nuevas unidades.

El complejo consta de un módulo central de color rojo, pensado para alojar las actividades comunes y recreativas. Mientras que los de color azul serán usados como laboratorios, oficinas, generadores de energía, una plataforma de observación y otras facilidades.

Los módulos están acondicionados con fuentes de energía renovables y emplean los mejores métodos para degradar los desperdicios. El resto de los módulos se ubican flanqueando este módulo principal, y están diseñados para adaptarse fácilmente a las cambiantes necesidades de los diferentes programas científicos.

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