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viernes, 23 de noviembre de 2012

DESCUBRIERON UNA NUEVA ESPECIE EN UNA CUEVA DE CERDEÑA

Se trata de una nueva especie de cochinilla.

Dos de los seis astronautas que
encontraron al crustáceo en Cerdeña.
Los seis astronautas que pasaron en septiembre seis jornadas de entrenamiento en un sistema de cuevas en la isla de Cerdeña, Italia, para simular condiciones espaciales regresaron con una nueva especie como acompañante. Un tipo especial de cochinilla que los análisis moleculares han confirmado como nueva especie.
Los astronautas acaban de emitir un informe explicando que llevaron a cabo un intenso programa de investigación científica que incluía disciplinas como la meteorología, la topografía, la geología o la catalogación de vida subterránea en una caverna de la isla de Cerdeña. Fue así como, tras una ardua 'persecución', lograron hallar esta nueva especie.

La nueva especie de cochinilla.
El crustáceo, de apenas ocho milímetros pertenece a la especie Alpioniscus. Pertenece al suborden de los isótopos terrestres, comúnmente conocidos como cochinillas, que son los únicos crustáceos adaptados completamente a la vida fuera del agua.

Sin embargo, el hallazgo también ha arrojado un sorprendente descubrimiento sobre la especie. "Se pensaba que las únicas cochinillas acuáticas conocidas eran las formas primitivas a partir de las que habían evolucionado las cochinillas terrestres. Ahora está claro que estos animales han evolucionado para volver a vivir en el agua", explica el especialista en isópodos Stefano Taiti.

En la exploración del terreno en Supramonte (un sistema de cavernas del Parque Nacional Gennargentu), para la preparación de la misión, el equipo observó "un pequeño charco en el que habitaban unos crustáceos muy interesantes", explicó explica Loredana Bessone, diseñadora del curso de entrenamiento y responsable del proyecto.

A partir de ese momento los astronautas se lanzaron a la busca y captura de nuevas formas de vida. Prepararon cebos en toda la cueva además de un menú especial que los atrajera, a base de hígado y queso podrido.

Tras tres o cuatro días, los astronautas recogieron varios especímenes de las especies menos comunes y los preservaron en alcohol para su estudio en la superficie. El último día de misión regresaron al charco y se toparon con este diminuto animal.

"Esto demuestra que CAVES ofrece un programa científico realmente interesante, a la vez que cumple su principal objetivo: entrenar a equipos de astronautas en un entorno análogo al espacio sin salir de la Tierra", concluye Bessone.

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