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jueves, 2 de agosto de 2012

PÁNICO EN EL CONSULADO DE ESTADOS UNIDOS EN HAMBURGO POR LA APARICIÓN DE LA TORRETA DE UN SUBMARINO ALEMÁN… A PEDALES

El pasado fin de semana, un grupo de bromistas alemanes causaron un buen revuelo en Alemania al hacer emerger en el río Alster, frente al Consulado de EE.UU. en Hamburgo, una réplica tamaño natural de la torre de un submarino militar, también conocidos como U-boot.

Los tres amigos bromistas.
Se trata del Proyecto U-Pooly, y no es más que la actualización 2.0 de la típica broma de la aleta de tiburón, pero en este caso con una de las máquinas más destructivas de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, U-Pooly viene en una misión pacífica y lo hace flotando lentamente sobre una barca a pedales, que le permite desplazarse allí donde sea requerido.

Los autores de la broma, los alemanes Marc Aberle, Reinhard Crasemann y Sven-Ole Kramer, tuvieron que dar no pocas explicaciones sobre su proyecto cuando varias patrullas de la Polizei se personaron frente al consulado, ante las reiteradas llamadas de parte del cónsul norteamericano por lo que consideraba un inminente ataque a su sede diplomática.

A simple vista, con el capitán asomándose,
parece la torreta de un submarino alemán
de la Segunda Guerra Mundial.
Los policías llegaron rápidamente para comprobar las llamadas que aseguraban que un submarino había entrado en la ciudad a través del río Alster (que ni siquiera llega al mar, pues es un afluente del Elba).

Para completar la broma, uno de los tripulantes se había disfrazado de oficial de navío y sacaba la cabecita por la escotilla con su gorra de capitán, para dar al espectáculo mayor realismo.

La torreta del U-Pooly pesa 700 kilos.
Sin embargo, el uso del traje y de la barca a pedales fueron sólo unas horas de trabajo comparado con el minucioso desarrollo del señuelo, que pesa nada menos que 700 kg. y está perfectamente pintado al estilo submarino (con su puerta y todo).

Para hacer realidad su broma trabajaron un año entero en un local de una empresa de construcción naval para asegurarse de que tuviera veracidad y, sobre todo, que no se hundiría en su viaje inaugural.

Interior del U-Pooly, la barca a pedales.
“La cosa empezó como algo que pudiéramos hacer a partir de una pocas cajas de cerveza, pero al final nos lanzamos y queríamos una réplica completa”, aseguran.

Y tan bien ha salido, que el Proyecto U-Pooly pasa ahora a fase de consolidación, después de que la Policía alemana les haya dado permiso para pasear la torre de submarino por las vías fluviales de la ciudad, para que los ciudadanos puedan subir a su web las fotos de la torreta si la ven por ahí.

El U-Pooly es fruto de un año de trabajo.
Eso sí, las fuerzas del orden les dieron una buena reprimenda por no avisarles del numerito al consulado norteamericano.

¿Desde cuándo alguien tiene que avisarles a los norteamericanos que piensa realizar una broma? Es el colmo del absurdo, porque entonces ya no sería una broma.

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